Tras la reapertura oficial de las puertas anoche, a la que acudieron decenas de jefes de Estado y de Gobierno -como el presidente electo estadounidense, Donald Trump, el de Ucrania, Volodímir Zelenski, o el príncipe Guillermo de Gales, entre otros-, los actos de este domingo están dedicados al retorno de la actividad de la catedral, con una misa por la mañana y otra por la tarde.
El oficio matinal era el más importante, ya que en él se ha realizado la consagración del nuevo altar ante un público encabezado por el presidente francés, Emmanuel Macron, y con la asistencia de 150 obispos.
El resto de los asientos los ocuparon invitados de la diócesis, miembros de las parroquias parisinas y representantes de distintas asociaciones caritativas, que acudieron al templo gótico acompañados por personas en situación precaria.
La misa matinal, acompañada por el imponente órgano que había sido “despertado” anoche por el arzobispo para volver a sonar con fines sacros, comenzó con una procesión de estandartes de las 113 diócesis de París.
Su acto principal fueron los ritos de consagración del nuevo altar, que es un paso necesario para marcar que no se trata de un mobiliario cualquiera.
Primero se depositaron en él las reliquias de cinco figuras ligadas a la historia de la Iglesia de París: santa María Eugenia Milleret, santa Magdalena Sofía Barat, santa Catalina Labouré, san Carlos de Foucauld y el beato Vladimir Ghika.
Se hace así siguiendo las más antiguas tradiciones de los cristianos, que en los inicios de la Iglesia celebraban la eucaristía sobre las tumbas de los mártires que habían dado la vida por su fe.
Después se produjo una oración de dedicación y la unción con el óleo (el santo crisma), que es el momento principal de la consagración.
Ulrich lo vertió primero sobre una cruz central de la mesa y luego en otras cuatro en las esquinas (que representan los clavos de Cristo en la cruz), antes de esparcirlo por toda la superficie plana.
Antes de eso, el arzobispo Ulrich había pronunciado una pequeña homilía en la que recordó la tristeza de 2019 y como, pese a todo, desde el mismo día del incendio ya había un “signo” de esperanza, manifestado en las “oraciones” que se realizaron a las orillas del Sena y en “cientos de millones de corazones” en todo el mundo.
En cuanto a las lecturas de esta primera misa de la Notre Dame restaurada, se utilizaron las correspondientes al segundo domingo del Adviento, como en cualquier otra iglesia del mundo.
Otro momento destacado del oficio matinal, que había comenzado a las 10:30 horas y duró algo más de dos horas, fue la primera eucaristía, en la que Macron, como presidente, se abstuvo de participar, pero sí comulgó su esposa, Brigitte.
Una nueva misa tendrá lugar esta noche, abierta ya por primera vez a fieles en general y a vecinos de París.
“¡Notre-Dame renace de sus cenizas!: reapertura hoy de la icónica catedral, uno de los símbolos de París, de la historia y del patrimonio. ¡Qué increíble logro tras 5 años de una obra titánica! Un gran testimonio del espíritu humano y de la solidaridad internacional”, aseguró el exembajador de Francia en México, Jean-Pierre Asvazadourian, quien compartió en su cuenta de X