El volcán Kilauea, en Hawái, continúa en intensa actividad eruptiva, ofreciendo un espectáculo natural de fuentes de lava que alcanzan alturas de hasta 75 metros. Hasta el momento, la lava ha cubierto una extensión de 2.6 kilómetros cuadrados del suelo del cráter, con un espesor promedio de 2.5 metros.
Una columna de gas y partículas finas se eleva constantemente desde la erupción, siendo transportada por los vientos y generando alertas por la calidad del aire en zonas cercanas. Las autoridades locales monitorean de cerca la situación, mientras cientos de turistas y residentes se congregan en puntos seguros para observar el fenómeno.