Tras la petición del presidente Donald Trump de restringir el acceso a la tecnología estadounidense por parte de varios países, entre ellos China, este instó a Washington dejar de usar como armas las disputas económicas y comerciales entre ambas potencias.

La orden busca limitar de forma más amplia la inversión china en Estados Unidos, calificándola de discriminatoria, además de constituir un típico ejemplo de una medida no basada en el mercado, señaló el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.

Apuntó que el endurecimiento de las regulaciones impactará gravemente la confianza de las empresas chinas a la hora de invertir en el país norteamericano, y recalcó la necesidad de que la parte estadounidense proporcione un entorno empresarial justo, transparente, estable y predecible.

Pekín también calificó de irracional la posibilidad de que se apliquen nuevas restricciones a las inversiones de Estados Unidos en China, subrayando que, en caso de ser implementadas, dichas medidas distorsionarán aún más el flujo de inversiones entre ambos países y tampoco beneficiarán a Estados Unidos.

China instó a Estados Unidos a cumplir con las normas internacionales de inversión y comercio, a respetar las leyes del mercado y a cesar de politizar y utilizar como armas las cuestiones económicas y comerciales.

La orden ejecutiva, firmada por Trump identifica como adversarios extranjeros a China, Hong Kong, Macao, Cuba, Irán, Corea del Norte, Rusia y el régimen del político venezolano Nicolás Maduro.

El mandatario republicano justificó esta decisión con el argumento de que la seguridad económica es seguridad nacional y recalcó que el país norteamericano debe proteger sus infraestructuras y tecnologías sensibles, desde la inteligencia artificial hasta los semiconductores y avances en biotecnología.

A China le ha impuesto un arancel del 10 %, que se suma a las tasas ya aplicadas durante su primer mandato (2017-2021).