Ante la incertidumbre del fin de un sistema de alianzas, líderes europeos asisten a una reunión de emergencia y prometen aumentar su presupuesto de Defensa, en tanto Francia promete resguardo.

Tras el viraje de la política exterior estadounidense ante la guerra en Ucrania, propiciado por el presidente Donald Trump, la Unión Europea convocó a una reunión de emergencia en donde se discutió independizar la defensa del continente y procurar fondos para mantener la lucha en Ucrania.

Pese a las buenas intenciones de los líderes europeos, la vinculación entre Estados Unidos y el continente, a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y las diferencias internas del organismo supranacional puede significar un problema para las metas de la Unión Europea.

El riesgo que Rusia representa para algunos países del norte y el este del continente los impulsa a aumentar su gasto en defensa.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, apuntó que Europa se encuentra ante una carrera armamentística contra Rusia y señaló las ventajas que la unidad europea representa ante el reto.

Ante una desaceleración de la economía europea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propuso relajar las normas fiscales de la organización para permitir un préstamo de 160 mil millones de dólares para aumentar el presupuesto de Defensa, de manera que todos los integrantes del club de los 27 fueran partícipes del crédito en un fondo común.

De acuerdo a la funcionaria europea, esto podría producir un gasto adicional de 863 mil millones de dólares en los próximos cuatro años.

Si bien la economía europea sobrepasa con creces a la rusa y la población del continente más que duplica a la rusa, el arsenal nuclear de Moscú es uno de los factores disuasorios más preocupantes para la Unión Europea; ante esta realidad, Emmanuel Macron se prepara para tomar la batuta de la protección del continente.

En un discurso televisado previo a la reunión en Bruselas, el presidente francés anunció la posibilidad de defender a Francia y al resto de Europa utilizando el arsenal nuclear de París como disuasión ante Rusia.

Con un inventario de 290 cabezas nucleares, la mayoría capaces de alcanzar territorio ruso, y con una doctrina nuclear que permite ser los primeros en usar estas capacidades la oferta francesa recibió diferentes respuestas.

Mientras Lituania y Polonia entretuvieron la posibilidad como una oferta razonable por parte del único miembro de la Unión Europea con un arsenal nuclear, Alemania, la economía más grande del bloque, abogó por mantener el involucramiento de Estados Unidos en la defensa de Europa. Pese a que tanto Francia como el Reino Unido son potencias nucleares, la protección del continente proviene de la solidaridad estadounidense y sus compromisos con la OTAN.