Por: Marco A. Mares
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, renunció.
Aunque ya tenía tiempo que se rumoraba su salida, ocurrió de manera súbita, justo un viernes (07 de marzo), seguramente para aprovechar el fin de semana, de inactividad en los mercados y aminorar algún eventual impacto.
De inmediato, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que Edgar Amador, hasta ese momento subsecretario de Hacienda, lo sustituiría.
La renuncia del titular de las finanzas públicas se realiza a poco más de cuatro meses de iniciado el gobierno actual, y es el primer relevo en el gabinete.
El cambio se observa cuando México enfrenta amenazas externas y riesgos internos extraordinarios.
El momento en el que se registra la renuncia de Ramírez de la O es muy delicado.
Cuando México está en medio de la crisis más grave que se ha registrado en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, por la potencial aplicación de aranceles a las exportaciones nacionales. La fecha fatal próxima es el 2 de abril.
Y cuando se registra el déficit fiscal más alto de la historia reciente del 5.9% del Producto Interno Bruto al cierre del 2024 y se tiene el compromiso de reducirlo al 3.9%.
Fue en el último año del sexenio lopezobradorista cuando se descarriló la disciplina fiscal para pagar las obras icónicas que a la fecha no son rentables.
El secretario de Hacienda transexenal aceptó quedarse por un tiempo indefinido. Ahora sabemos por las declaraciones de Sheinbaum que había pedido quedarse solo hasta diciembre.
Ramírez de la O mantuvo siempre, una perspectiva optimista sobre la economía.
Y su sucesor, Edgar Amador, la ha mantenido, prácticamente sin matices.
Hay un contraste enorme entre la perspectiva gubernamental, rebosante de optimismo, y los pronósticos no gubernamentales.
El discurso oficial habla de una economía sólida.
Las cifras y los pronósticos dicen lo contrario.
Hacienda proyectó un crecimiento económico de entre 2 y 3% para México en 2025.
Banco de México, revisó a la baja su proyección de crecimiento desde 1.2% a 0.6% para el cierre de este año.
Banamex pronostica una tasa 0% de crecimiento para el final del año, sin la aplicación de los aranceles de EU.
En la encuesta de Citi, el consenso estima un crecimiento del PIB del 0.9%.
Por otra parte, el gobierno pasado dejó una abultada deuda.
A pesar de que siempre dijo que no se endeudaría, lopezobrador, heredó una enorme deuda.
La deuda pública es de 17.7 billones de pesos.
También dejó a Pemex, con una marcada caída en su producción, un modelo refinador inviable y tremendas deudas.
Al cierre de 2024, el saldo total de la deuda de Pemex ascendió a 97,000 millones de dólares, es decir, 1.969 billones de pesos.
Más las deudas con proveedores que rondan los 500,000 millones de pesos.
La deuda de CFE, es de 490,499 millones de pesos.
Con todo y los serios problemas en las finanzas públicas y las empresas de energía, debe reconocerse que México mantiene el grado de inversión.
Sin embargo, también hay que advertir que, si no se logra el ajuste fiscal y la desaceleración económica se mantiene o se convierte en recesión, México podría perder el valioso grado de inversión.
El director fundador del Instituto para las Américas de la Universidad de George Washington, Alejandro Werner (y ex funcionario hacendario en México), pronosticó en enero de este año, que la economía mexicana entrará en recesión este año y perderá el grado de inversión, antes del año 2027.
De acuerdo con un análisis de la organización México Evalúa, del Paquete Económico 2025, a pesar de los severos recortes al gasto social y de inversión que aplicará el Gobierno este año, para contener el endeudamiento, serán insuficientes para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Además, advierte que el ajuste fiscal será a costa de la inversión y del gasto social.
Edgar Amador recibe, ciertamente, una “papa caliente”. Las finanzas públicas están prendidas con alfileres y la ruta para superar la delicada situación tendría que pasar por una reforma fiscal. Viene un nuevo ciclo, viene un nuevo equipo. Sheinbaum toma las riendas económicas con alguien de su equipo y de sus confianzas.
Veremos.