En medio de la fuerte oposición de los pescadores locales y la comunidad internacional, el Gobierno japonés, y el operador Tokyo Electric Power Company (TEPCO), planean comenzar a liberar el agua residual radioactiva de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi, entre la primavera y verano de 2023.
El plan de TEPCO, que ha provocado fuertes críticas en la comunidad pesquera local, como en sus vecinos inmediatos, Corea del Sur, Rusia y China, consiste en canalizar el agua tratada desde los tanques hasta una instalación en tierra, donde se diluirá con agua de mar para reducir la concentración de tritio y verterla al océano a través de un túnel submarino.
El sábado, se llevó a cabo una protesta a gran escala en Tokio frente a la sede de la Compañía de Energía Eléctrica contra el plan de liberación de aguas, por temor a que la descarga arruine sus medios de vida y todos los esfuerzos que han realizado durante más de una década para revivir la industria pesquera.
Han pasado 12 años del desastre nuclear de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,0, frente a la costa nororiental de Japón, desencadenó un tsunami que se estrelló contra la planta nuclear Fukushima Daiichi, y derritió tres de sus seis reactores nucleares, resultando en un accidente de nivel 7, el más alto en la Escala Internacional de Eventos Nucleares y Radiológicos.
Según el Gobierno y el operador TEPCO, la gran cantidad de tanques que contienen agua tratada están obstruyendo el trabajo para desmantelar los reactores obsoletos, por lo que, en 2021, se decidió verter el agua en el océano Pacífico, recoge Kyodo News. A día de hoy, en el territorio de la planta se almacena un millón de toneladas de agua en unos 1.000 tanques.
Además, los manifestantes han denunciado que el Gobierno no ha escuchado ni ha consultado con los residentes locales antes de tomar la decisión.
Los miembros de la Asamblea de la Prefectura de Ibaraki también salieron a las calles a protestar, argumentando que la descarga no solo afecta a las personas en Fukushima, sino que también tendrá un impacto en la vida de residentes de las áreas aledañas cuando el agua sea vertida al mar.
Debido al desastre nuclear, la pesca en Fukushima, después de operaciones de prueba de una década, no se reanudó a su escala completa hasta marzo de 2021.