Unas 43 mil personas murieron el año pasado durante la sequía más larga jamás registrada en Somalia, según un nuevo reporte. La mitad eran niños.
Era el primer conteo oficial de muertos anunciado en la sequía que asola gran parte del Cuerno de África.
Se espera que al menos 18 mil personas mueran en los primeros seis meses de este año.
“La crisis actual está lejos de terminar”, indicó el informe publicado el lunes por la Organización Mundial de la Salud y la agencia para la infancia de Naciones Unidas, y elaborado por la London School of Hygiene and Tropical Medicine.
Somalia y las vecinas Etiopía y Kenia enfrentan una sexta mala temporada seguida de lluvias.
Naciones Unidas y sus socios indicaron este año que ya no esperaban una declaración oficial de hambruna en Somalia, aunque describieron la situación como “extremadamente crítica” con más de 6 millones de personas hambrientas sólo en ese país.
La hambruna es una falta extrema de alimento y una tasa de mortalidad significativa, ya sea directamente por desnutrición o por malnutrición combinada con enfermedades como el cólera. Una declaración formal de hambruna supone que según los datos, más de un quinto de los hogares tiene carencia extremas de alimentos, más del 30% de los niños sufren malnutrición aguda y unas dos personas de cada 10.000 mueren al día.
Algunos funcionarios humanitarios y climáticos han advertido este año que la tendencia es peor que en la hambruna de 2011 en Somalia, que mató a un cuarto de millón de personas.
Millones de cabezas de ganado han muerto en esta crisis, agravada por el cambio climático y la inseguridad conforme Somalia lucha con miles de combatientes de la filial de Al Qaeda en el este de África, Al Shabab. Unos 3.8 millones de personas están desplazadas, un récord histórico, según la agencia de migraciones de Naciones Unidas.
Un análisis de seguridad alimentaria publicado el mes pasado señaló que probablemente, casi medio millón de niños en Somalia sufrirán malnutrición grave este año.
En esta ocasión, el mundo está mirando a otro lado, según dijeron muchos responsables humanitarios.
“Muchos de los donantes tradicionales se han lavado las manos y se han centrado en Ucrania”, dijo el coordinador residente de Naciones Unidas en Somalia Adam Abdelmoula a la embajadora visitante de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, durante un encuentro en Mogadiscio en enero.