Los guardacostas tunecinos informaron el domingo de que habían recuperado los cadáveres de 29 migrantes procedentes de países del África subsahariana tras el naufragio de tres embarcaciones.
También “rescató a 11 inmigrantes ilegales de diversas nacionalidades africanas después de que sus embarcaciones naufragaran” frente a la costa oriental central, dijo en un comunicado, citando tres incidentes separados.
Por su parte, el portavoz del Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), Romdhane Ben Amor, reportó sobre la muerte de 19 migrantes después de que la embarcación precaria en la que viajan naufragara frente a la costa tunecina de Mahdia (sur), reveló hoy a EFE el portavoz del Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), Romdhane Ben Amor, en el tercer naufragio en 72 horas.
Con el naufragio del domingo, se contabilizan también 62 personas en paradero desconocido mientras otras 40 han sobrevivido.
Una treintena de organizaciones acusaron este viernes al Ministerio del Interior de represión contra las campañas humanitarias para ayudar a las personas migrantes después de que el presidente, Kais Said, les acusara de formar parte de un complot para cambiar la demografía y la identidad “arabo-musulmana” del país.
El último informe del FTDES revela que, desde el inicio del año, las fuerzas de seguridad han interceptado a cerca de 10.000 migrantes frente a las 3.000 durante el mismo periodo del año pasado.
Este repunte de llegadas a las costas italianas, a 150 kilómetros de distancia, coincide con una campaña de detenciones y ataques xenófobos contra ciudadanos subsaharianos después del discurso del presidente, que defendió no ser racista “porque tiene amigos africanos” y acusó a sus detractores de tergiversar sus palabras para perjudicar al país.
Tras las críticas de la comunidad internacional, el Gobierno anunció medidas para facilitar la residencia legal y la repatriación voluntaria así como una línea telefónica de ayuda.
Sin embargo, cientos de ellos, en su mayoría de Costa de Marfil y Guinea, han solicitado el retorno voluntario a sus respectivos países después de haber perdido sus trabajos- a menudo informales- y, en algunos casos, haber sido expulsados de sus viviendas por los propietarios.
Según estadísticas del Ministerio del Interior italiano, el pasado año llegaron a sus costas más de 18.000 migrantes tunecinos- 4.000 de ellos menores- y al menos 600 personas perdieron la vida en su intento por atravesar el Mediterráneo Central, que incluye también la costa de Libia, y que está considerada la ruta migratoria más mortífera del mundo.