Por su parte, los críticos del servicio militar transgénero afirman que la política actual de inclusión demuestra a los enemigos de EE.UU. que está “más preocupado por la rectitud política” que por sus Fuerzas Armadas.
La subsecretaria de Defensa para la Preparación, la mujer transexual Shawn Skelly, afirma que la diversidad es vital para la “cohesión” en el Ejército, informa Politico.
Skelly es la funcionaria transgénero de más alto rango en el Departamento de Defensa. Además, anteriormente trabajó como comandante de la Armada. Decidió poner fin a su carrera militar en 2006 debido a una ley que permitía a los homosexuales estadounidenses servir en el Ejército siempre que mantuvieran en secreto su identidad sexual. Hizo la transición en 2010, luego de dejar el servicio activo.
Su nombramiento como subsecretaria de Defensa para la Preparación fue posible después de que el presidente actual, Joe Biden, revocara la prohibición del exmandatario Donald Trump sobre el servicio militar para personas transgénero.
Sin embargo, los republicanos del Congreso pretenden volver a la prohibición, ya que, según ellos, políticas como la formación en diversidad y actos como el reciente espectáculo de ‘drags’ en una base militar alejan a potenciales reclutas y distraen a las fuerzas de sus objetivos principales.
Por su parte, Skelly argumenta que el desmantelamiento de estos programas de inclusión no solo perjudicará a los estadounidenses que se identifican como LGBTQ, sino también a la capacidad del Ejército para hacer su trabajo.
Según ella, “si las personas entienden que no van a recibir un trato justo, porque proceden de un origen étnico específico o en función de su identidad o en función de a quién aman”, la situación sería peor, porque “no habrá suficientes estadounidenses que quieran formar parte del Ejército”.
Sin embargo, Thomas Spoehr, director del Centro para la Defensa Nacional de la Fundación Heritage, que promueve valores estadounidenses tradicionales, afirmó que las políticas integradoras demuestran a los enemigos de EE.UU. que está “más preocupado por la rectitud política” que por sus Fuerzas Armadas.
