Después del viernes negro, donde Morena y sus aliados aprobaron una veintena de reformas, el Senado mexicano quedó herido, aunque no de muerte; se trata de un capítulo inédito en la historia moderna de nuestro país y, a la par, muy vergonzoso…
Algunas bancadas de oposición como Acción Nacional se han enfrascado en un falso debate con el líder de la mayoría de Morena, Ricardo Monreal sobre si les avisaron o no, de la sede alterna donde sesionaron el pasado viernes 28 de abril.
Por supuesto que les avisaron, porque las convocatorias a sesiones tienen que ser públicas y dirigidas a los 128 senadores, por ello, lo importante es concentrarse en el resto del procedimiento legislativo que en algunos casos fue violado, y en las consecuencias, y no distraerse con un aviso que fue público.
La oposición ha anunciado que se preparan 12 controversias que presentarán ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por igual número de reformas.
Entre ellas destacan la que le otorga mayor poder a las Fuerzas Armadas para vigilar el espacio aéreo, lo que han advertido será la militarización de los cielos. Además, le dan facilidades para crear y operar su propia aerolínea y permiten que recursos de pago de derechos de turismo sean trasladados a la operación del Tren Maya.
También van a acudir a la Corte por la reforma que permite que las compras públicas las haga la Secretaría de la Función Pública; sin embargo, cuando se trate de la venta de los bienes de la nación no habrá vigilancia de esa dependencia.
Otra reforma que será impugnada es la desaparición de la Financiera Rural, que daña severamente a los trabajadores del campo, pues les quita la oportunidad de acceder a créditos ante la negativa de la banca comercial.
Y por supuesto también van a controvertir las que eliminan al Conacyt y crean una nueva Ley de ciencia y humanidades, que aseguran, está condenando a la investigación científica al retroceso.
Todos estos cambios y la forma como se hicieron han dejado un Senado herido, relaciones legislativas lastimadas y desconfianza.
Bien dicen que hay decisiones que no permiten quedar bien ni con Dios ni con el diablo y esto fue lo que le pasó a Ricardo Monreal.
El origen del viernes negro fue porque su bancada le dio la espalda para no elegir a un comisionado del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), división que fue zanjada luego de su reunión en Palacio Nacional con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien lo respaldó como líder de los senadores de Morena.
Sin embargo, fue justo esta reunión, la que hizo que su relación con los coordinadores de oposición quedara lastimada, lo que lo coloca ante el nuevo reto de enmendar las heridas con sus pares, para enfrentar el último año de su Legislatura.