Un ataque armado nocturno contra la escuela secundaria de la población de Mpondwe-Lhubiriha, en la región ugandesa de Kasese, próxima a la frontera con la República Democrática del Congo, dejó este viernes 41 muertos, 38 de ellos alumnos. Los atacantes consiguieron cruzar la frontera y escapar a territorio congoleño, informó este sábado Associated Press.
El alcalde de Mpondwe-Lhubiriha, Selevest Mapoze, declaró que los 38 estudiantes que se encontraban en sus dormitorios en una residencia, un guardia de seguridad y dos residentes de la comunidad local fueron quemados, disparados o apuñalados con machetes por al menos cinco rebeldes.
Además, según un comunicado del portavoz del Ministerio de Defensa y Asuntos de Veteranos de Uganda, Felix Kulayigye, al menos seis alumnos fueron secuestrados y utilizados como porteadores de alimentos saqueados de la escuela. Las tropas ugandesas están “persiguiendo a los atacantes para rescatar a los estudiantes secuestrados”, se afirma en el comunicado. Cuando los soldados de las Fuerzas Armadas ugandesas llegaron al lugar, encontraron la escuela en llamas, “con los cadáveres de los alumnos tendidos en el suelo”, declaró Kulayigye.
Las autoridades culpan del ataque a un grupo extremista llamado Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por sus siglas en inglés), que tiene su base en la República Democrática del Congo y está afiliado al Estado Islámico, que lleva años lanzando ataques contra las localidades de las provincias fronterizas de Uganda y la República Democrática del Congo.
Un comandante militar ugandés, Dick Olum, sostuvo que los rebeldes de las ADF habían pasado dos noches en Kasese antes de llevar a cabo el ataque. El militar subrayó que el ataque era una respuesta a la presión de las Fuerzas Armadas ugandesas desplegadas desde 2021 en la República Democrática del Congo para luchar contra las ADF. “Están sometidos a una enorme presión, y eso es lo que tienen que hacer para demostrar al mundo que siguen ahí, y para demostrar al mundo que aún pueden sembrar el caos”, destacó Olum.
Winnie Kiiza, exlegisladora de la región, calificó el ataque de “cobarde” y señaló que “los atentados contra escuelas son inaceptables y constituyen una grave violación de los derechos de los niños”. “Las escuelas deben ser siempre un lugar seguro para todos los alumnos, donde puedan aprender, jugar y crecer para alcanzar su pleno potencial”, agregó.