El Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, entregó en Roma un diagnóstico que la Iglesia realizó sobre la situación social, política y de inseguridad que se vive en el estado de Guerrero, a partir de él esperan que su santidad pudiera hacer un pronunciamiento o recomendaciones.
Este diagnóstico se presenta como parte de las obligaciones diocesanas del obispo que cada cinco años debe presentar al Romano Pontífice una relación sobre la situación de su diócesis, según el modelo determinado por la Sede Apostólica y en el tiempo establecido por ella.
De acuerdo con el vicario general de la Diócesis, Benito Cuenca Mayo, como Iglesia han establecido la completa disposición de trabajar para la reconstrucción de la paz en Guerrero, incluso se han impuesto grandes retos para ser más atractivos ante el sector de los jóvenes que hoy es el que más se está viendo afectado por la delincuencia.
En este tenor también se han hecho los llamados para que las autoridades y otros sectores de la sociedad también hagan la parte que les compete, “nuestros obispos ya tuvieron una reunión con la gobernadora en la que le hicieron ver algunos detalles y vemos que han hecho algunas cosas que son importantes pero insuficientes”.
Estableció que por ejemplo en la región de Tierra Caliente se retiraron muchos grupos que estaban obstruyendo las carreteras, pero faltan más cosas por hacer para regresar al pueblo la tranquilidad.
Estableció que como Diócesis en este momento no tiene ningún caso de obispos que se encuentren siendo amenazados por la delincuencia, y reconoció que cuando pasan retenes de civiles armados, se identifican y se les permite el paso sin problemas.
Se le cuestionó si como Iglesia mantendrían ante el gobierno el llamado de sentarse a dialogar con grupos delincuenciales para poder lograr acuerdos de pacificación, “no podemos decir que, para lograr acuerdos, pero si para escucharlos, porque esa es la misión de la Iglesia escucharlos y muchas veces ellos mismos son los que quieren la paz”.