La pérdida de bosques tropicales primarios alcanzó las 4,1 millones de hectáreas en 2022 a nivel mundial –el equivalente a 11 campos de fútbol de bosque por minuto–, y el 43 % de ellas se encontraba en Brasil, según un informe de Global Forest Watch, en colaboración con la Universidad de Maryland.
Solo en Brasil, el área destruida fue de 1,8 millones de hectáreas, lo que provocó 1,2 gigatoneladas (Gt) de emisiones de dióxido de carbono. El estudio recuerda que la alta tasa de deforestación en el gigante latinoamericano coincide con el último año de Gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, que debilitó las labores de control y fiscalización de los órganos ambientales.
Las zonas más afectadas fueron la Amazonía y, en concreto, los estados de Amazonas y Acre. Los expertos apuntan a que la nueva administración del mandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva podría revertir la situación. El presidente ha prometido erradicar la deforestación hasta 2030.