El apoyo a la invasión de Rusia a Ucrania, la entrega a operaciones de China en sus territorios y la penetración activa de Irán, muestran que Brasil y las dictaduras del socialismo integradas por Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua ejecutan un abierto proceso de subordinación de sus países, gobiernos y política exterior a las dictaduras de Rusia, China e Irán, con funestas consecuencias para la paz y seguridad de las Américas.
Las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua respaldan directamente la invasión de Rusia a Ucrania y se suman gobiernos que en países democráticos están subordinados a las dictaduras, los gobiernos para dictatoriales de López Obrador de México, Fernández/Kirchner de Argentina y el de Lula da Silva en Brasil quien ha asumido activamente el mando en política internacional del grupo dictatorial latinoamericano.
Con narrativa antiimperialista, los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua se han convertido en plataformas territoriales, políticas y militares de las operaciones de China, Rusia e Irán en las Américas. Todos estos países se han equipado con armamento ruso, con asesores militares, con equipo y armamento chino y presencia iraní.
Mientras el mundo democrático aísla y sanciona a Rusia, las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua amplían sus mecanismos y operaciones bajo el sofisma de “cooperación”, pero al mismo tiempo reciben ayuda y apoyo de los países democráticos como los de la Unión Europea a los que están agrediendo con su apoyo a Rusia. Europa está cooperando con sus enemigos.
La información pública demuestra la estrecha relación militar entre Cuba y Rusia, la reunión de sus dictadores y comandantes militares y denuncia la posible participación de “voluntarios” cubanos en la guerra. Se ha mostrado la existencia de una instalación China en Cuba para espiar a los Estados Unidos. Cuba ha abierto su legislación para la inversión rusa modificando su sistema. La participación de la dictadura cubana y sus satélites en la invasión de Rusia a Ucrania y en la agresión a las democracias no es secreta.
En Abril de este año ministro de relaciones exteriores de Rusia ha visitado Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba, en el marco de la guerra, y en Junio el presidente de Irán ha visitado Venezuela, Nicaragua y Cuba para “ampliar cooperación”. Sin necesidad de visita la dictadura de Bolivia “cedió el control del litio boliviano a China y Rusia”, mientras amplía la penetración iraní en el país donde operan la explotación de minerales estratégicos y conquista cultural. Presencia de Arce y Morales en Cuba y Venezuela es más frecuente.
En China, Lula da Silva propuso la alianza de las dictaduras de todo el mundo contra la democracia a la que siguiendo la narrativa llama imperialismo, luego se negó a reunirse con el presidente de Ucrania en la Cumbre del G-7, produjo la fracasada reunión de presidentes de sudamericanos en la que intentó rehabilitar al dictador e Venezuela, saboteó resoluciones contra Nicaragua y otras dictaduras en la 53 Asamblea General de la OEA, ahora patrocina la reunión del Foro de Sao Paolo en Brasil.
Como parte de la estrategia -hasta ahora fracasada- de normalización de las dictaduras latinoamericanas, Lula da Silva usando Brasil promovió una Cumbre de la Unión Europea con la Celac que es uno de los mecanismos creados por Hugo Chávez el año 2010 para tratar de legitimar las dictaduras. El presidente de Ucrania ha denunciado que fue invitado a esa cumbre señalada para el 17 de Julio en la que se espera al dictador de Venezuela, pero que “lideres latinoamericanos bloquearon esa invitación” señalando a Brasil, Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
La subordinación de Brasil y las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua a Rusia China e Irán es realidad objetiva. La de Brasil es inaudita, pero las dictaduras son regímenes en crisis terminales que con ese entreguismo buscan alargar el terrorismo de estado con el que someten a los pueblos.