Quentin Bletery y Jean-Mathieu Nocquet, investigadores del Observatorio de la Costa Azul, ubicado en Niza (Francia), afirman que han identificado cambios casi imperceptibles a lo largo de las zonas de fallas antes de que sucedan grandes terremotos, comunicaron el pasado jueves.
Las estaciones de GPS revelarían el movimiento casi imperceptible de estas fallas que se manifiestan hasta con 2 horas de antelación a estos desastres naturales.
Los sismos tienen lugar por acumulación de tensión a lo largo de una falla que une dos bloques de la corteza terrestre y su posterior liberación de forma espectacular.
Por mucho tiempo se ha debatido si esta liberación ocurre en un instante o comienza lentamente, aumentando la velocidad de una manera que podría detectarse con anticipación.
En su estudio, los investigadores analizaron los datos de un grupo de 90 grandes terremotos (magnitud mayor que 7) que ocurrieron en los últimos 20 años. Entonces recopilaron registros de 48 horas de monitoreo de estaciones de GPS cercanas a estos sismos. Estas estaciones capturan el movimiento de la tierra cada 5 minutos con una precisión de unos pocos milímetros.
El dúo de científicos encontró signos de un movimiento creciente, como si las fallas estuvieran comenzando a deslizarse antes de la ruptura principal, en las 2 horas previas al terremoto. Las probabilidades de que este aumento se produjera por azar parecían bajas.
Para confirmarlo analizaron más de 100.000 capturas de datos de GPS aleatorias y sin que hubieran terremotos. Descubrieron, entonces, que un patrón similar ocurrió solo el 0,03 % de las veces. “Esto nos dice que los terremotos son de naturaleza predecible”, explicó Bletery.
Los investigadores señalaron que el movimiento de la tierra es tan sutil que solo al agrupar todos los datos se destacó el precursor. “Si solo elimina uno o dos terremotos, todavía lo ve”, manifiesta Bletery. “Pero si quitas la mitad, es difícil de ver”, advierte. Presentaron los resultados en un informe publicado, el pasado jueves, en Science.
Paul Segall, geofísico de la Universidad de Stanford (EE.UU.) señala que el hallazgo es “interesante y provocativo”, pero enfrentará un gran escrutinio. Andrew Barbour, geofísico del Servicio Geológico de EE.UU., plantea que es difícil entender de dónde viene esta escala de tiempo específica y arbitraria de 2 horas, dada la diversidad del comportamiento de los terremotos. “No ofrecen una explicación satisfactoria para eso”, agrega Barbour.
“La señal precursora tampoco se utilizará para advertencias en el corto plazo”, indica por su parte Noel Jackson, geodésico de la Universidad de Kansas (EE.UU.). “Estamos a varios pasos de saber si podemos usarlo”. Su técnica requería saber de antemano en qué dirección viajaría la ruptura. Este investigador advierte también que se necesitarían muchas más estaciones de GPS que fueran mucho más sensibles para detectar estas escurridizas señales.