El fenómeno meteorológico El Niño, que acaba de comenzar, está generalmente relacionado con el aumento de las temperaturas mundiales.
El alza natural de temperaturas en el océano Pacífico ocurre en intervalos que van de entre 2 y 7 años, y los episodios duran generalmente de nueve a doce meses.
Y según los científicos, sus consecuencias podrían ir más allá de la esfera exclusivamente climática.
Ha sido demostrado que las enfermedades de transmisión vectorial, como el paludismo y el dengue, amplían sus áreas de contaminación a medida que aumentan las temperaturas.
Los científicos advirtieron que El Niño, que se agrega a un calentamiento climático que ya es desastroso, podría agravar la situación.
El aumento se desprende de dos efectos de El Niño: precipitaciones no habituales que aumentan el número de sitios de reproducción de los transmisores como mosquitos y temperaturas más elevadas que aceleran la transmisión de diversas enfermedades infecciosas.
En 1998, un fenómeno El Niño coincidió con una importante epidemia de paludismo en las altas tierras de Kenia.
Las oleadas de calor son “asesinas silenciosas” y “provocan de facto la muerte de más personas que cualquier otro tipo de eventos meteorológicos violentos”, declaró Gregory Wellenius, director de un centro sobre el clima y la salud en la universidad de Boston.
Se calcula que más de 61,000 personas murieron a causa del calor en Europa el verano pasado, cuando no había fenómeno El Niño.
Julio de 2023 es ya el mes más caliente jamás registrado en el planeta, cuando el efecto pleno de El Niño en las temperaturas mundiales solo se manifiesta en general al año siguiente del inicio del fenómeno.
Eso podría afectar especialmente la producción mundial de arroz, muy sensible a las condiciones climáticas.
El mes pasado, India, mayor exportador de arroz del mundo, ya anunció que limitará sus exportaciones por los daños causadas por monzones irregulares.
A comienzos de agosto, el canal de Panamá, por el que transita el 6% del comercio marítimo mundial, anunció que las bajas precipitaciones, que según los meteorólogos fueron exacerbadas por El Niño, obligaron a los operadores a restringir el tráfico por temores de sequía, lo que podría bajar los ingresos en 200 millones de dólares.
Un estudio publicado en la revista Science en mayo calculó que en el pasado los fenómenos El Niño han costado a la economía mundial más de 4 billones de dólares en los años posteriores.
Los impactos de El Niño y el calentamiento climático deben “provocar 84 billones de dólares de pérdidas económicas en el siglo XXI”, según este estudio.