La empresa neerlandesa JDE Peet’s, el segundo fabricante mundial de café envasado después de Nestlé, se ha embarcado en un proceso de ‘rebranding’ o cambio de marca para seguir vendiendo sus cafés en Rusia, declaró el director general de la compañía, Fabien Simon, a The Wall Street Journal.
Para finales de año, JDE Peet’s tiene previsto retirar de los estantes rusos los productos que comercializa bajo la marca Jacobs, que se vende en toda Europa. A partir de entonces, los consumidores rusos deberán familiarizarse con la marca Monarch, que utilizará los mismos colores (verde y dorado), similares tipos de letra y líneas de diseño para que los compradores puedan asociarla con Jacobs.
“No es un cambio sin riesgo, pero se parece lo suficiente a la marca existente para facilitar a los consumidores orientarse por las estanterías”, dijo Simon, que agregó que el café Monarch se fabricará en la misma planta de San Petersburgo que Jacobs.
Con estas políticas, la empresa ofrece un raro ejemplo de cómo algunos negocios occidentales están creando una nueva normalidad en el contexto de la crisis ucraniana.
Lo más probable es que sea un conflicto duradero, lo que significa que tenemos que “adoptar una solución más duradera”, declaró Simon, que desoye a quienes le instan a abandonar el país alegando altos costes y la complejidad de las sanciones internacionales.
JDE Peet’s es una de las pocas grandes empresas occidentales que habla abiertamente de hacer negocios en Rusia, un mercado clave que le reportaba alrededor del 5 % de sus ingresos antes de la operación militar.
Simon dio varias razones por las que la empresa no tiene intención de abandonar Rusia, entre ellas el hecho de que el café sea un producto esencial, así como los 900 empleados en Rusia que, según él, serían injustamente castigados si la empresa saliera del mercado ruso.