Decenas de mujeres y niñas fueron agredidas sexualmente en la región de Tigray después de la tregua alcanzada en noviembre entre el Gobierno de Etiopía y el Frente de Liberación Popular de Tigray, según un informe publicado por la ONG Médicos por los Derechos Humanos y la Organización para la Justicia y la Responsabilidad en el Cuerno de África.
Los autores del documento revisaron y seleccionaron al azar 304 registros médicos de centros de salud de Tigray sobre violencia sexual relacionados con el conflicto, ocurridos entre noviembre de 2020 —cuando dio inicio el sangriento conflicto armado— y junio de 2023. Los datos revelaron que al menos 128 correspondían a vejaciones que habrían sucedido después del cese de hostilidades y que en el 95 % de los casos las víctimas eran menores de 18 años.
Se determinó también que, en el 76 % de los 304 casos analizados, las víctimas, mujeres o niñas, habían sido agredidas por varias personas a la vez, a menudo por tres o más. Asimismo, en el 94 % de los casos los perpetradores no usaron preservativo y muchos de ellos utilizaron armas de fuego, palos o cuchillos para cometer la violación. Algunas de las víctimas incluso fueron secuestradas para ser sometidas a abusos continuos, según los investigadores.
La mayoría de las víctimas —de edades comprendidas entre los 8 y los 69 años— aseguraron que sus atacantes parecían ser miembros de grupos militares, principalmente de la vecina Eritrea, cuyos soldados combatieron al lado de las fuerzas etíopes. En concreto, el informe encontró que en el 96 % de los casos los criminales parecían pertenecer a grupos militares y paramilitares y que el 99 % de las víctimas no conocían a sus agresores.
Los hallazgos sugieren que “estos actos no fueron aislados ni aleatorios”, sino una muestra del “uso sistemático de la violación como arma de guerra”, aseguran los autores del estudio para la revista médica The Lancet.
Los registros médicos describen las graves secuelas físicas y psicológicas de la violencia sexual. Los trastornos postraumáticos, las depresión y las lesiones y trastornos de los órganos reproductivos son solo algunas de ellas.
Asimismo, el 27 % de las sobrevivientes quedaron embarazadas y un 11 % contrajo el VIH. De promedio, entre la fecha en que las víctimas reportaron las violaciones y el día en que se presentaron a un centro médico transcurrieron cinco meses, lo que refleja las barreras en la atención médicas existentes en el país y la posibilidad de que se estén reportando menos casos de los que tienen lugar realmente, lo que impide dimensionar la verdadera magnitud del problema.
De acuerdo con una enfermera de un hospital del norte de Tigray al que acuden supervivientes de violencia sexual, hacen falta medicamentos e instalaciones para tratar las complicaciones de salud física y mental de las víctimas. “Se siguen reportando nuevos casos. La mayoría de las supervivientes son sometidas a torturas además de violaciones”, afimó en diálogo con The Guardian.
Los 304 reportes presentados son solo una pequeña muestra de todos los casos relacionados con el conflicto en Tigray, y corroboran otros informes de la ONU, organizaciones de derechos humanos y periodistas que han documentado abusos desde que comenzó la guerra, y que subrayan el uso de la violencia sexual como arma contra la población civil en Tigray.