La administración talibán, que ha dicho públicamente que está centrada en restaurar la seguridad y tomar medidas drásticas contra el Estado Islámico, que se ha adjudicado muchos ataques importantes en ciudades afganas, también ha consultado con el fabricante chino de equipos de telecomunicaciones Huawei sobre una posible cooperación, dijo el portavoz.
Prevenir ataques de grupos militantes internacionales es el núcleo de la interacción entre los talibanes y muchas naciones extranjeras, incluidos Estados Unidos y China, según las lecturas de esas reuniones.
Pero algunos analistas cuestionan la capacidad del régimen para financiar el programa, grupos de derechos humanos han expresado su preocupación de que cualquier recurso se utilice para reprimir a los manifestantes.
No se han informado anteriormente detalles sobre cómo los talibanes pretenden ampliar y gestionar la vigilancia masiva, incluida la obtención del plan estadounidense.
El despliegue masivo de cámaras, implicará centrarse en puntos importantes en Kabul y otros lugares, es parte de una nueva estrategia de seguridad que tardará cuatro años en implementarse por completo, dijo el portavoz del Ministerio del Interior, Abdul Mateen Qani.
Una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino dijo que no estaba al tanto de discusiones específicas, pero añadió: “China siempre ha apoyado el proceso de paz y reconstrucción en Afganistán y ha apoyado a las empresas chinas para llevar a cabo una cooperación práctica relevante”.
Según los talibanes, hay más de 62.000 cámaras en Kabul y otras ciudades que son monitoreadas desde una sala de control central. La última actualización importante del sistema de cámaras de Kabul se produjo en 2008, según el gobierno anterior, que dependía en gran medida de las fuerzas internacionales lideradas por Occidente para su seguridad.
A los defensores de los derechos humanos y a los opositores del régimen les preocupa que una mayor vigilancia pueda afectar a miembros de la sociedad civil y manifestantes.