Las fuerzas de paz de las Naciones Unidas comenzaron a partir el lunes de dos bases en el norte de Malí como parte de una retirada forzosa del país en medio de una creciente inseguridad y un aumento de los ataques de extremistas islámicos.
La misión de la ONU dijo que quería completar rápidamente su salida de dos campamentos en la región de Kidal, Tessalit y Aguelhok. Los ataques en el norte de Malí se han más que duplicado desde que las fuerzas de paz completaron la primera fase de su retirada en agosto.
Mediante un comunicado dieron a conocer que dado el rápido deterioro de las condiciones de seguridad para las vidas de cientos de cascos azules, la misión esta acelerando su retirada del campamento de Kidal, que estaba prevista para mediados de Noviembre.
A principios de este año, la junta militar de Mali ordenó a la misión de la ONU que abandonara el país, que ha luchado por contener una insurgencia extremista islámica desde 2012. La operación en Mali se convirtió en una de las más peligrosas del mundo, con más de 150 cascos azules muertos desde que comenzó. inició operaciones en 2013.
La violencia está aumentando entre los rebeldes de etnia tuareg, conocidos como el Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD) y el ejército de Malí. Los analistas dicen que el aumento indica la ruptura de un acuerdo de paz de 2015 firmado entre el gobierno y los rebeldes que una vez expulsaron a las fuerzas de seguridad del norte de Mali mientras buscaban crear el estado de Azawad.
A principios de este mes, los rebeldes dijeron que habían capturado otra base militar del ejército en el norte.
El lunes, el ejército de Malí dijo en X, que su avión fue objeto de intenso fuego cuando se acercaba al aeropuerto de Tessalit. El ejército neutralizó al enemigo y el avión pudo aterrizar y despegar sin problemas, añadió.
A la violencia rebelde se suman los crecientes ataques de extremistas islámicos vinculados a Al Qaeda y al grupo Estado Islámico, que han asolado el país durante una década y condujeron a dos golpes de Estado.
Los rebeldes extremistas fueron expulsados del poder en las ciudades del norte de la nación de África occidental en 2013 con la ayuda de una operación militar liderada por Francia. Pero los insurgentes se reagruparon en el desierto y comenzaron a lanzar ataques contra el ejército maliense y sus aliados.
Las fuerzas de paz de la ONU llegaron unos meses después en lo que se ha convertido en una de las misiones de la ONU más peligrosas del mundo.