Mientras el gobierno chino se devana los sesos buscando fórmulas para incrementar la natalidad, las jóvenes del país se resisten a ser madres pero han abrazado el “e-pregnancy”, un sistema que permite ahorrar dinero y familiarizarse con la maternidad fingiendo un embarazo virtual.
En una mezcla entre la preocupación por el aumento del coste de la vida y la fascinación por los antiguos juguetes “Tamagotchi”, el sistema consiste en planear una gestación e ir destinando dinero a los diferentes gastos que supone, pero esos fondos en realidad van a la cuenta bancaria de las jugadoras en forma de ahorros.
Pruebas de embarazo, suplementos vitamínicos, revisiones médicas, un seguro hospitalario para el parto o alimentos saludables son algunos de los dispendios iniciales que en vez de reducir los ingresos, van aumentando los ahorros.
Las mujeres tienen la opción de elegir en qué momento del embarazo virtual inician el juego, en el que pueden tener otros seguidores o seguidoras que interactúan con ellas, siguen el proceso y se ven motivados a igualar sus “gastos”.
Muchas mujeres que decidieron probarlo, empezaron su “embarazo virtual a partir de los tres meses, porque la gestación es estable, dentro del juego se compran pruebas de embarazo, ácido fólico, sopa de tofú, al mismo tiempo que ellas juegan, ahorran cantidades de entre 30 y 200 yuanes según los productos que adquieran.
Algunos de sus fans incluso subieron el listón y optaron por ejercer una “paternidad premium” ahorrando el equivalente al coste de vitaminas de importación y atención en hospitales privados.
Pero como en la vida real, otras jugadoras, sin embargo, encuentran dificultades para asumir los desembolsos que implica la maternidad, y algunas deciden interrumpir su “embarazo” antes de llegar a término.
Pero el entusiasmo que ha generado este juego entre las “millennials” no les ha despertado el instinto maternal, e incluso ha desalentado a algunas jóvenes, abrumadas por la “intensidad” del proceso.
Como es habitual, el asunto también ha generado cierto debate en las redes sociales chinas, donde jueguen o no al “e-pregnancy”, muchos tienen una opinión al respecto.
“Temo que personas que lo han experimentado virtualmente ahora estén aún menos dispuestas a tener hijos”, lamentó un internauta, mientras que otros padres y madres advertían de que la crianza real “es mucho más compleja y costosa” de lo que se muestra en su versión virtual.
En los últimos tiempos es creciente la preocupación de las autoridades chinas por la baja tasa de nacimientos que registra el país a pesar de la reciente aprobación de medidas y campañas para incentivar la natalidad.