Una comunidad en Bolivia culpa a la minería por la contaminación, por esto decidieron luchar en los tribunales, y así detener el daño ambiental que los intoxica.
En el ayllu San Agustín de Puñaca, en el departamento altiplánico de Oruro, viven unas 400 familias, la mayoría se dedican a la ganadería o a la agricultura, y en los últimos años sus integrantes han sentido dolores en el cuerpo, mareos y hasta adormecimiento que atribuyen al agua contaminada que consumen de los ríos cercanos.
Desesperados los comunitarios acudieron al laboratorio Cetox de Perú, en coordinación con el Centro de Salud Poopó y el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (Cenda), para tomar muestras de sangre y orina en busca de metales pesados.
Alrededor de 20 pobladores les extrajeron muestras en septiembre y sus resultados señalan que tiene arsénico en un nivel “elevado” en la sangre, el 100 % de las pruebas presentaron concentraciones de arsénico que van entre los 17,6 y 215,64 microgramos por litro cuando el límite referido por la Unión Europea (UE) es 15 microgramos.
Estas concentraciones “son 10 a 15 veces más altas” del límite establecido por la UE, lo cual es una “amenaza a la salud pública”, ya que también encontraron en cuatro personas la presencia de plomo en la sangre y en dos cadmio, explicó a EFE el encargado de investigación en Cenda, Luis Vildoso.
La Organización Mundial de la Salud clasifica al arsénico y al cadmio como cancerígenos y al plomo como posible cancerígeno.
La población se abastece de agua de los ríos, como el Desaguadero que actualmente está seco, pero que en él fluye la copajira o aguas servidas con residuos químicos o metales pesados que vierten las cooperativas mineras cercanas. Los comunitarios utilizan este líquido para dar de beber a sus animales o para su propio consumo, saben que el agua está contaminada, pero dicen no tener otra opción.
Neysa Lima, la encargada de nutrición del centro de salud Poopó, contó que cada vez hay más casos de niños con talla baja, es decir que no alcanzan la estatura promedio, y que esto está ligado a la desnutrición. Aunque no está demostrado el vínculo con la contaminación del agua, la desnutrición infantil es otro mal que afecta a la comunidad.
A esto se suma la migración de jóvenes que se van de la población a otros lugares del país o cruzan las fronteras hacia Argentina o Chile. Esto deja a la comunidad con una población mayor resignada a la muerte.
Los pobladores piden atención de salud especializada para los contaminados, agua segura y forraje para sus animales, además que se tomen acciones para una minería responsable, comentó la autoridad originaria del ayllu, Prudencio Poma.
Ese estudio realizado en siete puntos señala que las aguas “necesitan tratamiento para su potabilización” pero que “no existe contaminación externa producida por el hombre”, lo cual fue rechazado por los pobladores y presentaron un recurso de queja al Tribunal Constitucional Plurinacional donde añadieron los resultados “contundentes” del laboratorio para evidenciar la contaminación y están a la espera de su pronunciamiento.