Una auditoría encargada por Volkswagen no encontró indicios de trabajo forzoso en su planta en la región china de Xinjiang, donde los gobiernos occidentales han acusado al gobierno chino de violaciones de derechos humanos contra la minoría étnica uigur.
El fabricante de automóviles alemán ha sido criticado por operar en Xinjiang, una remota región occidental que limita con Asia Central. El gobierno de Estados Unidos ha bloqueado las importaciones desde Xinjiang a menos que se pueda demostrar que los productos no fueron fabricados con trabajo forzado.
El auditor Loening – Derechos Humanos y Empresas Responsables, realizó 40 entrevistas y pudo inspeccionar la fábrica libremente, dijo Markus Loening, ex comisario alemán de derechos humanos que fundó la consultoría.
“No pudimos encontrar ningún indicio o evidencia de trabajo forzoso entre los empleados”, dijo en declaraciones proporcionadas por Volkswagen en una conferencia de prensa en Alemania el martes.
China lanzó una dura represión en Xinjiang alrededor de 2017 en respuesta a una serie de bombardeos, apuñalamientos y otros ataques por parte de uigures descontentos con las políticas del gobierno comunista hacia su grupo étnico. Los analistas estiman que un millón o más de personas han sido detenidas en lo que China ha llamado centros educativos y de formación profesional.
El gobierno niega cualquier violación de los derechos humanos y dice que las medidas eliminaron con éxito una amenaza terrorista.
La planta de Volkswagen en Urumqi, capital de Xinjiang, ya no ensambla vehículos y funciona únicamente como centro de distribución. Alrededor de 10.000 vehículos al año pasan controles de calidad antes de ser entregados a los concesionarios de la región.
El número de trabajadores ha caído a 197 desde aproximadamente 650 entre 2015 y 2019, dijo Volkswagen. Del total, 47 son uigures y 150 son de la mayoría han de China.
Una firma de abogados de Shenzhen, un centro industrial en el este de China, llevó a cabo la auditoría, acompañada por personal de Loening. La fábrica es propiedad de la empresa conjunta de Volkswagen con SAIC Motor, un importante fabricante de automóviles chino.
Loening reconoció la dificultad de realizar auditorías en China. “La situación en China y Xinjiang y los desafíos que plantea la recopilación de datos para las auditorías son bien conocidos”, afirmó.