El papa Francisco celebró hoy en la basílica de San Pedro la misa con motivo de la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona de México y de las Américas, y aseguró que el mensaje de la ‘Guadalupana’ no tolera “ideologías” ni es “para ganar dinero”.
Asimismo, recordó que el mensaje de la Virgen de Guadalupe es el de “la imagen, la tilma y las rosas, así de sencillo, sin glosa” y que “este mensaje nos defiende de tantas ideologías sociales y políticas con la que con tanta frecuencia se usa esta realidad guadalupana para fundamentarse, justificarse y ganar dinero”.
“El mensaje guadalupano no tolera ideologías”, aseveró el pontífice.
Con esto, volvió a hacer así referencia a la apropiación ideológica del culto a la Virgen de Guadalupe como ya hizo el año pasado en esta misma ocasión cuando mostró su preocupación por “las propuestas de tinte ideológico-cultural de diverso signo, que quieren apropiarse del encuentro de un pueblo con su Madre, que quieren desmestizar, maquillar a la Madre”.
Por otra parte, el papa recordó que, según la tradición católica, en las apariciones, la Virgen pide a Juan Diego un pequeño trabajo, recoger unas flores y que para él, es que en “el acto de recogerlas nos revela que Dios quiere que acojamos ese don, que perfumemos nuestra débil realidad con obras de bien, creciendo en la virtud y eliminando odios y temores”.
Según Francisco, en el mensaje de Guadalupe, “las palabras de la Virgen: ‘¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?’, cobran un nuevo sentido: ‘Ese estar de la Virgen es quedarse permanentemente impresa en esas pobres ropas, perfumadas por unas virtudes recogidas en un mundo que parece incapaz de producirlas”.
“Virtudes que llenan nuestra pobreza en la sencillez de pequeños gestos de amor, que van iluminando nuestra tilma, sin que nos demos cuenta, con la imagen de una Iglesia que lleva a Cristo en su seno”, agregó.
El papa señaló que la Virgen “pidió a Juan Diego y nos pide a cada uno de nosotros, en nuestra responsabilidad de construir la Iglesia, de recoger las virtudes que deben perfumar nuestra pobreza y ser testimonio de que Dios ha impreso su imagen en nuestro corazón”.