La población de China se redujo en 2 millones de personas en 2023, en la segunda caída anual consecutiva, ya que los nacimientos disminuyeron y las muertes aumentaron después del levantamiento de las restricciones por el COVID-19, dijo el miércoles la oficina de estadísticas del gobierno.
El número de muertes se duplicó con creces hasta 690.000. Los demógrafos esperaban un fuerte aumento de las muertes debido a los brotes de COVID-19 que comenzaron a finales del año anterior y continuaron hasta febrero del año pasado. La población total asciende a 1.400 millones, según la oficina de estadísticas.
La caída de los nacimientos reflejó una caída en la tasa de natalidad que es un desafío económico y social de largo plazo para China. La población está envejeciendo de manera constante, lo que podría desacelerar el crecimiento económico con el tiempo y desafiar la capacidad del país para atender a una población mayor de edad avanzada con menos trabajadores.
El número de nacimientos disminuyó por séptimo año, aunque menos que en años anteriores. El año pasado nacieron unos 9 millones de bebés, la mitad del total en 2016.
China, que alguna vez buscó controlar el crecimiento demográfico con su política de hijo único, ahora enfrenta el problema opuesto.
Para reducir aún más el apetito por tener hijos en China en 2023, el desempleo juvenil alcanzó niveles récord, los salarios de muchos trabajadores administrativos cayeron y se intensificó una crisis en el sector inmobiliario, donde se almacena más de dos tercios de la riqueza de los hogares.
Los nuevos datos se suman a las preocupaciones de que las perspectivas de crecimiento de la segunda economía del mundo están disminuyendo debido a una menor cantidad de trabajadores y consumidores, mientras que los crecientes costos del cuidado de los ancianos y los beneficios de jubilación ejercen más presión sobre los endeudados gobiernos locales.
A largo plazo, los expertos de la ONU prevén que la población de China se reducirá en 109 millones para 2050, más del triple de la disminución de su pronóstico anterior en 2019.
Los altos costos del cuidado de los niños y la educación disuaden a muchas parejas chinas de tener hijos, mientras que la incertidumbre en el mercado laboral desalienta a las mujeres a hacer una pausa en sus carreras.
La discriminación de género y las expectativas tradicionales de que las mujeres asuman el papel de cuidadoras en la familia exacerban el problema, dicen los demógrafos.
El presidente Xi Jinping dijo el año pasado que las mujeres deberían contar “buenas historias de tradiciones familiares”, añadiendo que era necesario “cultivar activamente una nueva cultura del matrimonio y la maternidad”, que vinculó con el desarrollo nacional.
Los gobiernos locales han anunciado varias medidas para fomentar la natalidad, incluidas deducciones fiscales, licencias de maternidad más largas y subsidios de vivienda.