Durante los cinco años completos de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cada seis horas hay un homicidio doloso en Sonora. Queda lejos la idea de que la violencia es un asunto aislado; los últimos datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) detallan que, del primero de enero del 2019 al 31 de diciembre de 2023, 7,131 personas fueron ultimadas en el estado.
La disputa por el territorio, los puertos y las rutas por parte de los diferentes carteles han puesto a la entidad bajo fuego, y ninguna de las acciones emprendidas por parte de las fuerzas federales ha terminado por disminuir el impacto. En ninguno de los cinco años con López Obrador, el estado ha tenido menos de mil asesinatos con premeditación, lo que habla de que el crimen no ha cesado en su afán de controlarlo.
De acuerdo con los investigadores y académicos, esto se ha dado porque Sonora es un punto clave para varios negocios ilícitos, muy redituables para unos grupos criminales con cada vez menos escrúpulos.
Nogales es uno de los puntos favoritos para introducir drogas a territorio estadounidense, convirtiéndola en varios meses en el que más cantidad de estupefacientes se han decomisado, de acuerdo con datos del sistema de vigilancia fronteriza estadounidense.
Guaymas es un puerto de entrada estratégico para precursores químicos, lo que ha hecho que los grupos criminales lo peleen con extrema violencia, el tráfico de drogas químicas como el fentanilo y la metanfetamina representan un negocio hasta quince veces más grande que la cocaína.
En estos cinco años, conforme a los reportes oficiales, al menos una docena de ocasiones el gobierno federal ha detallado el envío de refuerzos a tierras sonorenses. El Ejército, la Marina, la Guardia Nacional y hasta la Comisión Nacional Antisecuestros han desplegado operativos y elementos.
Pero aún con la fuerte presencia de estas fuerzas, los asesinatos no se diluyen, llegando a la cifra antes citada de más de siete mil en cinco años. En 2019, primer año del sexenio, ha sido el menos violento pues la cifra de homicidios dolosos quedó en 1062, inferior incluso al 2018, último de Enrique Peña Nieto al mando del Ejecutivo, que se sumó 1157.