El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo este lunes que los invasores “golpistas” que depredaron el domingo las sedes de los tres poderes no tenían ningún tipo de agenda negociadora o de reivindicaciones.
“No vamos a permitir que la democracia escape de nuestras manos”, prometió el izquierdista la noche del lunes en un reunión con 23 de los 27 gobernadores en Brasilia, tras la cual bajó por la rampa del Palacio de Planalto con los jefes estatales hacia la Corte Suprema.
Para Lula, los miles de simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro que destruyeron las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema sólo querían “negar el resultado del proceso electoral, intentando demostrar que hay fallas, inexistentes, en las urnas”.
Los bolsonaristas radicales estaban acampados desde hace dos meses frente a los cuarteles de varias ciudades pidiendo una intervención militar con un golpe de Estado contra Lula, quien el 30 de octubre venció a Bolsonaro en la segunda vuelta electoral.
Según el mandatario, el nuevo Gobierno, que asumió el pasado 1 de enero, tenía “diez ministros para negociación” con los manifestantes.
Pero, cuestionó, “estaban frente a los cuarteles ¿reivindicando qué? ¿Aumento de salario, más libertades, vivienda, retoma de la producción agrícola? No, solo el golpe”.
Según el jefe de Estado, las más de 1.200 personas detenidas durante el asalto a los tres poderes el domingo y en los campamentos levantados este lunes “van a permanecer presas”, aunque admitió que “posiblemente son victimas” y “masas de maniobra de mandantes”.
En la reunión, el gobernador de Sao Paulo y ex ministro de Bolsonaro, Tarcísio de Freitas, instó por la “pacificación” para que la “democracia brasileña se vuelva todavía más fuerte” con “gestos de todos los poderes” y de los gobernadores.
Otro escudero de Bolsonaro, el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, dijo en la reunión que “las instituciones no van a parar” y que se tomarán medidas contra “ese grupo que intentó dejar la democracia agachada”.
Ya la presidenta del Corte Suprema, Rosa Weber, manifestó a los gobernadores que la depredación en el interior del Palacio de Justicia la “entristeció de manera enorme”, pero que ese “lugar histórico”, lleno de “simbología”, será “reconstruido”.