Las protestas callejeras masivas se intensificaron en toda Eslovaquia contra un plan del primer ministro populista Robert Fico para enmendar el código penal del país y eliminar la oficina del fiscal especial que se ocupa de los delitos graves y la corrupción.
Miles de personas se manifestaban mientras las protestas se extendían a 31 ciudades y pueblos de todo el país, frente a dos docenas la semana pasada. También se celebraron manifestaciones en el extranjero, donde viven eslovacos, como en la República Checa, Polonia, Francia, Noruega, Irlanda, Bélgica y Luxemburgo, según informaron los organizadores.
El plan aprobado por el gobierno de coalición de Fico incluye la abolición de la fiscalía especial, que se ocupa de delitos como corrupción, crimen organizado y extremismo. Esos casos serían asumidos por los fiscales de las oficinas regionales, que no se han ocupado de este tipo de casos desde hace 20 años.
Los cambios previstos también incluyen una reducción de las penas por corrupción y algunos otros delitos, incluida la posibilidad de sentencias suspendidas, y una reducción significativa del plazo de prescripción.
Actualmente el Parlamento está debatiendo el proyecto, pero la coalición gobernante ha aprobado un procedimiento parlamentario rápido para aprobar los cambios y limitar el tiempo de discusión. La votación podría tener lugar tan pronto como la próxima semana.
Varios líderes afirman que con el cierre de esta fiscalía Eslovaquia se podría convertir en un refugio para criminales, afirmaron que se mantendrán unidos para poder detener esta acción.
La presidenta Zuzana Čaputová criticó duramente los cambios propuestos y dijo que está dispuesta a impugnar la legislación ante el Tribunal Constitucional.
Algunas instituciones de la Unión Europea han cuestionado las propuestas eslovacas. Fico regresó al poder por cuarta vez después de que su partido de izquierda, plagado de escándalos, ganara las elecciones parlamentarias del 30 de septiembre con una plataforma pro Rusia y antiamericana.
Los críticos de Fico temen que su regreso pueda llevar a Eslovaquia a abandonar su rumbo pro occidental y, en cambio, seguir una dirección similar a la de Hungría bajo el primer ministro Viktor Orbán.