Multitudes acuden en masa al barrio chino de la capital filipina para celebrar el Año del Dragón de Madera y experimentar animadas danzas tradicionales en calles iluminadas con faroles, comida, amuletos de la suerte y oraciones de buena fortuna.
Aún recuperándose de los años de la pandemia y luchando en medio de las preocupaciones económicas globales, los restaurantes y tiendas chinos de la zona rebosaban de luces y decoración festivas antes del Año Nuevo Lunar el sábado, con la esperanza de sacar provecho de la afluencia de turistas.
Los postes de luz en el distrito comercial Binondo, a orillas del río Manila, que se dice que es uno de los barrios chinos más antiguos del mundo, presentan una varias decoraciones de dragones con colas enrolladas alrededor de los postes buscando llamar la atención de los visitantes. En los centros comerciales enormes dragones se ciernen sobre los compradores que se toman selfies.
La alcaldesa de Manila, Honey Lacuna, encendió un árbol del dinero y encabezó una ceremonia para conmemorar lo que ella y otros funcionarios dijeron que era el 430 aniversario de la fundación del distrito de Binondo.
En las calles los bailarines de dragones actúan al ritmo de tambores en el evento, que es coronado con fuegos artificiales.
En el punto álgido de la pandemia de coronavirus, los establecimientos comerciales grandes y pequeños se vieron obligados a cerrar y Chinatown parecía una ciudad fantasma. Pero las multitudes regresaron con fuerza esta semana, con atascos y estacionamientos llenos de vehículos todoterreno.
Cada año lleva el nombre de uno de los 12 signos del zodíaco chino en un ciclo que se repite. El Año del Dragón de Madera, que los chinos locales esperan que traiga abundancia, sigue al Año del Conejo.