El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo que el régimen iraní está utilizando la pena de muerte como arma para infundir miedo en la población y acabar con la disidencia y afirmó que las ejecuciones equivalen a “asesinatos aprobados por el Estado”.
El sábado, Irán ahorcó a dos hombres por matar presuntamente a un miembro de las fuerzas de seguridad durante las protestas nacionales, que se suman a dos ejecuciones previas, y desde entonces se ha condenado a muerte a otros más.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha recibido información de que otras dos ejecuciones son inminentes, la de Mohammad Boroughani, de 19 años, y la de Mohammad Ghobadiou, de 22, según el comunicado. Además, al menos otras 17 personas están condenadas a muerte.
La república islámica se ha visto sacudida por una oleada de protestas desde la muerte bajo custodia, el 16 de septiembre, de la iraní de origen kurdo Amini, de 22 años, tras ser detenida por violar supuestamente el estricto código de vestimenta iraní para las mujeres.
“El gobierno de Irán serviría mejor a sus intereses y a los de su pueblo escuchando sus quejas y emprendiendo las reformas jurídicas y políticas necesarias para garantizar el respeto a la diversidad de opiniones, los derechos a la libertad de expresión y reunión, y el pleno respeto y protección de los derechos de la mujer en todos los ámbitos de la vida”, sostuvo Turk.
“Reitero una vez más mi llamamiento al gobierno de Irán para que respete la vida y la voz de su pueblo, imponga una moratoria inmediata sobre la pena de muerte y detenga todas las ejecuciones”, manifestó. “Irán debe tomar medidas sinceras para emprender las reformas que exige y demanda su propio pueblo para el respeto y la protección de sus derechos humanos”.