Al menos 8.565 migrantes murieron en rutas terrestres y marítimas en todo el mundo el año pasado, la cifra más alta desde que la agencia de migración de la ONU comenzó a contar las muertes hace una década.
El mayor aumento se produjo en el traicionero cruce del Mar Mediterráneo, de 2.411 en 2022 a 3.129, dijo el miércoles la Organización Internacional para las Migraciones. Sin embargo, esa cifra estuvo muy por debajo de las 5.136 muertes registradas en el Mediterráneo en 2016, cuando un gran número de sirios, afganos y otros huyeron de los conflictos en sus países de origen hacia Europa.
La agencia de migración con sede en Ginebra advirtió que su recuento probablemente subestima el número real de muertes y dijo que los métodos mejorados de recopilación de datos son un factor en sus cálculos.
Cada uno de ellos es una terrible tragedia humana que repercutirá en las familias y comunidades en los años venideros, afirmó en un comunicado el Director General Adjunto de la OIM, Ugochi Daniels.
En general, el mayor aumento en las muertes en los últimos años se produjo en Asia, donde 2.138 migrantes murieron el año pasado, 68 más que en 2022. Esto se debió principalmente al aumento de las muertes entre los afganos que huyeron a lugares como el vecino Irán y entre los refugiados rohingya en rutas marítimas. Dijo el portavoz de la OIM, Jorge Galindo, en un correo electrónico.
La OIM dijo que el año pasado también se produjo un número récord de muertes en África (1.866), principalmente en el desierto del Sahara y a lo largo de la ruta marítima hacia las Islas Canarias.
La agencia citó dificultades en la recopilación de datos en áreas remotas, como en el peligroso Tapón del Darién entre Colombia y Panamá, por donde pasan muchos migrantes desde Sudamérica en su camino hacia el norte.
El proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, que recopila las cifras, se creó en 2014 después de un aumento de las muertes en el Mediterráneo y una afluencia de migrantes en la isla italiana de Lampedusa frente a Túnez.