Los extremistas islámicos han secuestrado al menos a 200 personas que buscaban leña, en su mayoría mujeres y niños desplazados por la violencia en el noreste de Nigeria, dijo la oficina de las Naciones Unidas en el país.
Los lugareños culparon del ataque a los rebeldes extremistas islámicos que lanzaron una insurgencia en Borno en 2009 buscando establecer su interpretación radical de la ley islámica en la región. Muchos de los que huyen de la violencia mortal se encuentran en campos de desplazados con ayuda limitada, y a menudo arriesgan sus vidas para ir a zonas con una presencia de seguridad inadecuada en busca de alimentos y leña.
Las víctimas del último ataque habían abandonado varios campos de desplazados en el área del consejo Gamboru Ngala del estado de Borno cuando fueron emboscadas cerca de la frontera con Chad y tomadas como rehenes, dijo la ONU el miércoles por la noche. El incidente ocurrió hace varios días, pero los detalles recién se conocen ahora debido al acceso limitado a la información en el área.
“Aún se desconoce el número exacto de personas secuestradas, pero se estima en más de 200”, dijo en un comunicado el coordinador humanitario de la ONU para Nigeria, Mohamed Fall, añadiendo que algunas de las víctimas fueron liberadas más tarde.
El último ataque es un claro recordatorio de que las mujeres y las niñas son las más afectadas por el conflicto, dijo Fall y pidió la liberación inmediata de las víctimas. Este acto de violencia contra ciudadanos ya traumatizados ofende nuestra humanidad común, afirmó.
Al menos 35.000 personas han muerto y más de 2 millones han sido desplazadas debido a la violencia del grupo militante Boko Haram y una facción separatista respaldada por el grupo Estado Islámico.
Las fuerzas de seguridad nigerianas que luchan contra los insurgentes están sobrecargadas mientras luchan también contra decenas de grupos armados que atacan comunidades remotas en otras partes de la región norte. Las crisis han aumentado las presiones sobre el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, quien fue elegido el año pasado después de prometer poner fin a la violencia.