El jefe de la agencia atómica de la ONU observó de primera mano las continuas descargas de aguas residuales radiactivas de la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi por primera vez desde que comenzó el polémico programa hace meses y lo calificó como un comienzo alentador.
El Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, observó cómo se mezclaba agua radiactiva tratada con cantidades masivas de agua de mar y examinó una estación de muestreo de agua. Lo escoltó el presidente de Tokyo Electric Power Company Holdings, Tomoaki Kobayakawa.
Los grupos pesqueros y los países vecinos, incluida China, se han opuesto a las descargas, que prohibieron todas las importaciones de productos del mar japoneses inmediatamente después de que comenzara la liberación.
Un terremoto y un tsunami en 2011 dañaron el suministro de energía de la planta de Fukushima y las funciones de enfriamiento del reactor, provocando la fusión de tres reactores y provocando la acumulación de grandes cantidades de aguas residuales radiactivas. Después de más de una década de trabajos de limpieza, la planta comenzó a descargar el agua después de tratarla y diluirla con agua de mar el 24 de agosto, iniciando un proceso que se espera que lleve décadas.
Grossi visitó la planta por última vez en julio después de emitir una revisión de la OIEA que predecía un impacto insignificante de las descargas. Un informe exhaustivo de la OIEA concluyó posteriormente que las descargas cumplen con las normas internacionales de seguridad.
Grossi dijo que una oficina de la OIEA y un laboratorio de la planta han estado llevando a cabo sus propias evaluaciones independientes de las descargas y que los resultados han estado en línea con lo que esperaban.
“Nunca decimos ‘esto está hecho’ o ‘esto está bien’ porque queda un largo camino por recorrer”, afirmó. “Diría que es un comienzo muy positivo y alentador”.
Grossi también se reunió con funcionarios locales y representantes de grupos pesqueros y empresariales y les aseguró que los vertidos se están realizando sin impacto al medio ambiente, al agua, a los peces ni a los sedimentos, también les mencionó que no existe ninguna razón científica para imponer alguna restricción a los productos.
Afirmó que la autoridad y la imparcialidad de lo que hace la OIEA no se pueden poner en duda y añadió que estaba muy seguro de que el diálogo con China y con otros países será constructivo y podremos dar todas las garantías, según sea necesario.
La prohibición de China sobre los productos del mar japoneses afectó principalmente a los exportadores de vieiras en Hokkaido. Tokio ha destinado un fondo de más de 100 mil millones de yenes (680 millones de dólares) que incluye compensaciones y otro tipo de apoyo, incluidas medidas para ayudar a encontrar otros destinos de exportación.