El presidente ruso, Vladímir Putin, cerró ayer la campaña electoral con el claro objetivo de perpetuarse otros seis años en el Kremlin, algo más que probable, según todas las encuestas, mientras aumentan los llamamientos para que Occidente no reconozca los resultados de los comicios presidenciales.
Los 112 millones de rusos convocados a las urnas podrán votar durante tres días -viernes, sábado y domingo-, una opción introducida durante la pandemia, que la oposición considera fraudulenta, al igual que el voto electrónico, que podrá ejercer un tercio del electorado.
Putin se dirigió el jueves a los rusos por televisión para que acudan a votar en unos comicios que calificó de paso hacia el futuro y subrayó que los soldados que combaten en Ucrania defendiendo la patria con valentía y heroísmo y participando en las elecciones, nos dan ejemplo a todos nosotros.
Pese a que más de la mitad de los rusos abogan por abrir negociaciones de paz con Ucrania y los éxitos en el campo de batalla ucraniano llegan con cuentagotas, Putin cuenta con una intención de voto de más del 80 %.
Putin busca una victoria histórica para respaldar el rumbo militarista del Kremlin y todo apunta a que la logrará, él nunca había ganado unos comicios por más del 77 % de los votos.
La Comisión Electoral Central (CEC) únicamente registró a tres candidatos, ninguno de ellos realmente opositor: el comunista Nikolái Jaritónov y el candidato de la Gente Nueva, Vladislav Davankov, que cuentan con un 6 % de intención de voto, y al ultranacionalista Leonid Slutski, que figura como tercero en discordia con un 5 %.
Al reformar las cláusulas de la Constitución que le impedían seguir en el Kremlin, Putin podrá presentarse de nuevo a la reelección en 2030, para cuando tendrá ya 77 años.
Hasta 4,5 millones de residentes en las zonas ocupadas por el Ejército ruso podrán ejercer su derecho al sufragio, incluso aunque carezcan de ciudadanía rusa, de los muchos de ellos ya han votado por adelantado.
El momento más álgido de la campaña fue la muerte de Navalny en prisión -y de la que la familia y Occidente responsabilizan a Putin-, pero el Kremlin espera que dicho factor no manche su victoria.