El padre de un tirador en una escuela de Michigan fue declarado culpable de homicidio involuntario el jueves, una segunda condena contra los padres del adolescente, quienes fueron acusados de no asegurar un arma en casa y no hacer nada para abordar los signos agudos de su agitación mental.
El veredicto del jurado significa que James Crumbley se unió a Jennifer Crumbley como causa del asesinato de cuatro estudiantes en Oxford High School en 2021, incluso sin apretar el gatillo.
Tuvieron juicios separados como los primeros padres estadounidenses acusados de un tiroteo masivo en una escuela cometido por su hijo. Jennifer Crumbley, de 45 años, fue declarada culpable de homicidio involuntario en febrero.
Los veredictos, uno para cada una de las cuatro víctimas, se leyeron al final de un día completo de deliberaciones en el tribunal del condado de Oakland.
James Crumbley, de 47 años, que escuchó el resultado a través de auriculares debido a un problema de audición, sacudió lentamente la cabeza de un lado a otro mientras el presidente del jurado decía culpable. Un ayudante del sheriff le quitó una corbata del cuello, lo encadenó a la cintura y lo devolvió a la cárcel.
Los familiares de algunos de los estudiantes caídos lloraron en silencio y se tomaron de las manos en la segunda fila de la sala del tribunal.
Más tarde, en una conferencia de prensa, la fiscal del condado Karen McDonald se paró junto a ellos y elogió su valentía inquebrantable a través de una tragedia y un dolor extraordinarios.
“Este veredicto no les devuelve a sus hijos, pero sí marca un momento de rendición de cuentas y, con suerte, será un paso más para abordar y poner fin a la violencia armada”, dijo McDonald.
La abogada defensora Mariell Lehman dijo que James Crumbley obviamente se siente muy mal por lo sucedido en la escuela. Él y su esposa enfrentan cada uno una posible sentencia mínima de hasta 10 años de prisión cuando regresen a la corte el 9 de abril.
“Aunque estamos decepcionados con el veredicto, sabemos que el jurado tenía una tarea muy difícil por delante”, dijo Lehman. El trabajo de los fiscales se centraron en dos puntos en el juicio: la respuesta de los padres a un dibujo morboso hecho por su hijo Ethan Crumbley cuatro horas antes del tiroteo, y el acceso que tuvo el joven a una pistola comprada por James Crumbley, cuatro días antes.
Ethan, de 15 años, hizo un dibujo espantoso de una pistola y un hombre herido en una tarea de matemáticas donde añadió frases inquietantes: “Los pensamientos no se detendrán. Ayúdame. Mi vida es inútil”. Sin embargo sus padres, James y Jennufer Crumbley se negaron a llevarse al adolescente a su casa, tras reunirse con el consejero Shawn Hopkins, quien les dijo que era importante buscar ayuda para el joven, dándoles un plazo de 48 horas.
Ethan le comentó a su consejero que los dibujos estaba relacionados con apuntes de un videojuego, aunque también le confesó sentirse triste por la muerte de su perro y de su abuela, además de que un amigo cercano se acababa de mudar.
Pero ni él ni sus padres informaron a los funcionarios de la escuela sobre el arma que acababan de comprar, según el testimonio. Misma que el joven saco de su mochila y comenzó a disparar ese mismo día, una Sig Sauer fue el arma que uso para matar a tiros a Justin Shilling, de 17 años; Madisyn Baldwin, 17 años; Hana Santa Juliana, 14; y Tate Myre, de 16 años. Otros seis estudiantes, además de un miembro de la facultad resultaron heridos.
La fiscal del condado Karen McDonald afirmó que James Crumbley no fue juzgado por lo que hizo su hijo, él fue juzgado por lo que hizo y por lo que no hizo para ayudar a su hijo. Cuando James Crumbley se enteró del tiroteo, corrió a casa desde su trabajo en DoorDash y buscó el arma. “Creo que mi hijo tomó el arma”, dijo en una frenética llamada al 911.
Los investigadores encontraron una caja de armas vacía y una caja de municiones vacía en la cama de los padres. Un cable que podría haber bloqueado el arma todavía estaba en un paquete, sin abrir.
Ethan le dijo a un juez cuando se declaró culpable de asesinato y terrorismo que el arma no estaba bajo llave cuando la metió en su mochila. El adolescente escribió en su diario que sentía que tenía varios problemas mentales, pero que nadie lo ayudaba, y sus padres no lo escuchaban. Ahora tiene 17 años y cumple cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Lehman, el abogado defensor, intentó enfatizar ante los miembros del jurado que James Crumbley no consintió que su hijo tuviera acceso a armas.
Los padres de las víctimas han dicho que se debe hacer muchas más cosas para abordar el tema de la violencia armada para que otros padres no sufran los que ellos han pasado.