Corea del Sur ha puesto en órbita su segundo satélite militar espía, días después de que Corea del Norte reafirmara su plan de lanzar varios satélites de reconocimiento este año.
Las dos coreas lanzaron el año pasado sus primeros satélites espía, Pyongyang en noviembre y Seúl en diciembre, entre crecientes diferencias. Ambas dijeron que sus satélites aumentarían su capacidad de vigilarse mutuamente y reforzarían sus opciones de ataque con misiles.
El segundo satélite espía surcoreano se lanzó desde el centro espacial Kennedy en Florida el domingo por la noche, que ya era el lunes por la mañana en Seúl.
El Ministerio surcoreano de Defensa dijo haber confirmado que el satélite había entrado en órbita y se había comunicado con una estación en tierra tras separarse del cohete que lo había llevado al espacio.
“Con el éxito del segundo lanzamiento de satélite militar espía, nuestro ejército ha adquirido una capacidad independiente de vigilancia adicional y reforzado más nuestra capacidad de ‘cadena de muerte’”, dijo a periodistas el vocero del Ministerio de Defensa Jeon Ha Gyu, en una referencia a la capacidad de ataques preventivos con misiles del ejército.
Según su contrato de SpaceX, Corea del Sur esperaba lanzar cinco satélites espía para 2025. El primero salió el 1 de diciembre desde la base Vandenberg de la Fuerza Aérea estadounidense, en California.
En 2022 Corea del Sur se convirtió en la décima nación que lanza con éxito un satélite con su propia tecnología empleando un cohete desarrollado en el país, al colocar en órbita lo que describió como un satélite de observación. Pero los expertos señalan que resulta más económico utilizar un cohete de SpaceX para lanzar los satélites espía, y que Corea del Sur necesita más lanzamientos para asegurar la fiabilidad de su cohete.
También Corea del Norte quiere establecer su propia red de vigilancia desde el espacio para responder a lo que describe como amenazas militares de Estados Unidos y Corea del Sur.
En los últimos años, Corea del Norte ha emprendido una provocadora serie de ensayos de misiles para modernizar y expandir sus arsenales armamentísticos, lo que llevó a Washington y Seúl a incrementar sus maniobras militares. Los expertos señalan que Corea del Norte probablemente cree que un arsenal militar más grande incrementaría su capacidad de negociación en futuros contactos diplomáticos con Estados Unidos.