Las fuertes lluvias renovadas han provocado más inundaciones repentinas en Afganistán, matando al menos a 15 personas, incluidos 10 miembros de la misma familia en el noreste, dijeron funcionarios.
Las lluvias estacionales inusualmente intensas han causado estragos en múltiples partes del país, matando a cientos de personas y destruyendo propiedades y cultivos. La agencia alimentaria de la ONU advirtió que los supervivientes no podían ganarse la vida.
Las inundaciones afectaron a las provincias del noreste de Badakhshan y del norte de Baghlan, esta última ya había sufrido la peor parte de las lluvias a principios de este mes.
La familia, formada por padres y sus ocho hijos, fue reportada muerta en Faizabad, la capital de Badakhshan, dijo Mohammad Akram Akbari, director del departamento provincial de gestión de desastres naturales de la provincia, añadiendo que los equipos de rescate únicamente pudieron recuperar los el cuerpo de la madre.
En la provincia de Baghlan, Edayatullah Hamdard, director provincial de Gestión de Desastres Naturales, dijo que al menos 40 casas fueron destruidas en el distrito de Doshi y varias personas murieron, pero no pudo proporcionar más detalles.
Sin embargo, un funcionario local, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa, informó que hasta el momento se han encontrado cinco cadáveres en la provincia y que los equipos de rescate estaban buscando más.
El Programa Mundial de Alimentos dijo que las lluvias excepcionalmente fuertes en Afganistán habían matado a más de 300 personas y destruido miles de casas, principalmente en la provincia norteña de Baghlan los días 10 y 11 de mayo. Los supervivientes se han quedado sin hogar, sin tierra, y sin fuente de sustento, dijo el PMA.
En la provincia occidental de Ghor, 50 personas murieron debido a las inundaciones del 18 de mayo.
El 19 de mayo, al menos 84 personas murieron en el norte de Faryab, y alrededor de 1.500 casas quedaron total o parcialmente destruidas y cientos de hectáreas de tierras de cultivo.
El último desastre se produjo inmediatamente después de devastadoras inundaciones que mataron al menos a 70 personas en abril. Las aguas también destruyeron unas 2.000 viviendas, tres mezquitas y cuatro escuelas en las provincias occidentales de Farah y Herat, y en el sur de Zabul y Kandahar.