El nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, asumió el cargo prometiendo frenar la inmigración ilegal, y su gobierno rápidamente firmó un acuerdo con Estados Unidos para combatir la migración a través del traicionero paso selvático del Darién.
En su primer discurso como presidente, Mulino, de 65 años, prometió buscar asistencia internacional para encontrar soluciones a lo que describió como una costosa crisis humanitaria y ambiental.
El año pasado, un récord de 520.000 migrantes arriesgaron sus vidas, a menudo a manos de traficantes de personas, para atravesar el Tapón del Darién, una densa jungla en la frontera de Panamá con Colombia.
“No podemos seguir financiando los costos económicos y sociales que genera para el país la inmigración ilegal masiva, junto con la consecuente conexión de organizaciones criminales internacionales”, afirmó Mulino.
Minutos después, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Mulino firmó un memorando de entendimiento con el gobierno de Estados Unidos para permitir cerrar el paso de inmigrantes ilegales por el Darién, informó el gobierno de Panamá en un comunicado.
En el acuerdo, firmado por el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, quien asistió a la toma de posesión de Mulino, Estados Unidos acordó cubrir los costos de repatriar a los migrantes que ingresan ilegalmente a Panamá.
El acuerdo fue diseñado para reducir conjuntamente el número de inmigrantes cruelmente contrabandeados a través del Darién, normalmente en ruta hacia Estados Unidos, dijo en un comunicado una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Estados Unidos apoyará los esfuerzos para repatriar inmigrantes ilegalmente en Panamá, pero no dio más detalles.
Mulino fue elegido en mayo tras asumir la candidatura de su compañero de fórmula Ricardo Martinelli, un popular expresidente a quien se le prohibió postularse debido a una condena por lavado de dinero.
Mulino, quien fue ministro de Seguridad de Martinelli de 2010 a 2014 y también fue ministro de Relaciones Exteriores en la década de 1990, prometió el lunes impulsar el crecimiento económico y laboral mientras abordaba la creciente deuda pública de Panamá.