El sistema de salud de México está ante un momento determinante para abordar el rezago y las enormes brechas que en muchos rubros arrastra desde hace décadas.
Para remontar el avance tecnológico abre grandes oportunidades, y en particular la inteligencia artificial puede ser una de las plataformas que nos ayuden a desatorar problemas muy específicos de salud que únicamente vivimos los mexicanos. Por ejemplo la tardanza en el diagnóstico de enfermedades y, por ende, el encarecimiento del tratamiento por no haber sido oportuno; o los médicos saturados y desbordados en hospitales públicos.
Algunos hospitales se han subido a la ola pues aceptaron dar becas de 30-35% a sus profesionales; es de esperarse que haya cupo lleno, lo cual refleja la amplia expectativa que genera el uso de IA en la atención a la salud. El gran temor de muchos médicos es que la inteligencia artificial les reduzca oportunidades laborales. Pero es todo lo contrario.
Como dice Gustavo Ross: “La pregunta no es si la inteligencia artificial reemplazará a los médicos, sino quiénes serán los que reemplacen a los que no la aprovechen.” Y aquí se refiere a la práctica de la medicina en general, es decir incluidas otras profesiones vinculadas como nutrición, enfermería, psicología, etcétera.
Es importante que quienes ejercen dentro del ámbito de la salud tengan esa conciencia de que requieren no solamente actualizarse en su especialidad, sino aprender el uso de herramientas tecnológicas para ser eficientes y atender mejor a los pacientes. Si no lo hacen, se quedarán rezagados ante la velocidad de los cambios.
La formación de un nuevo médico puede tomar muchos años, pero capacitar a un médico para operar eficientemente recursos informáticos es más ágil y ello permitirá agregar nuevos servidores para atender muchos pacientes más; y esto es más fácil y a costos relativamente más bajos.
La digitalización de la salud va avanzando en México y con la IA será más factible aplicar los recursos informáticos que se pueden replicar cuantas veces se requiera. Porque además, la IA puede comparar, elaborar y evaluar de manera más efectiva y eficiente que la mente humana.
La idea es que la IA haga labores repetitivas de forma más eficiente y precisa, y le libere tiempo a los médicos para dedicarlo más al paciente o discutiendo casos con colegas o actualizándose, pero el reto por ahora es hacer que adopten la herramienta de IA.
Las herramientas de Inteligencia artificial están encontrando aplicación en todas las áreas, y en salud pueden ayudar a que los recursos sean mejor aprovechados. En un país como México con alta demanda e insuficiente oferta, es evidente su utilidad. Pero son los propios profesionales de la salud quienes irán encontrando los espacios para aplicar en solucionar. Las aplicaciones de IA ya se están viendo en el desarrollo de fármacos, en salud personalizada, en medicina de precisión y en medicina participativa.
El siguiente paso hacia adelante, nos hacen ver los organizadores del diplomado, es pasar a la medicina preventiva donde el paciente aproveche la IA para monitoreo automatizado de sus indicadores, para vigilarse y no tenga que ser el médico el que le diga qué hacer a cada momento, sino que la consulta médica sea para prevenir y realmente cuando no lo puedo hacer por mi cuenta.
Y entonces ahí, médicos y pacientes, podremos compartir la responsabilidad en el entendimiento de la enfermedad y en el tratamiento de la misma, incluso en el monitoreo. Será un cambio de paradigma importante, y es hacia donde nos estamos moviendo porque la tecnología nos lo permitirá.