El papa Francisco y el gran imán de la mezquita más grande del sudeste asiático prometieron combatir la violencia de inspiración religiosa y proteger el medio ambiente, y emitieron un llamado conjunto a la amistad interreligiosa y a la causa común, que es el eje central de la visita de Francisco a Indonesia. En un encuentro rico en significado simbólico y toques personales, Francisco viajó a la icónica mezquita Istiqlal de Yakarta para una reunión interreligiosa con representantes de las seis religiones reconocidas oficialmente en Indonesia: islam, budismo, confucianismo, hinduismo, catolicismo y protestantismo.
Allí, él y el gran imán, Nasaruddin Umar, se pararon en la entrada a nivel del suelo del “Túnel de la Amistad”, un paso subterráneo que conecta el complejo de la mezquita con la vecina catedral católica, Nuestra Señora de la Asunción.
Indonesia, que tiene la mayor población musulmana del mundo, ha presentado el túnel como una señal tangible de su compromiso con la libertad religiosa, consagrada en la constitución, pero que se ha visto cuestionada por repetidos casos de discriminación y violencia contra las minorías religiosas.
Al acercarse al ascensor que conduce al túnel, Francisco dijo que era una señal potente de cómo las diferentes tradiciones religiosas “tienen un papel que desempeñar para ayudar a todos a atravesar los túneles de la vida con la mirada dirigida hacia la luz”.
Animó a los indonesios de todas las tradiciones religiosas a caminar en busca de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, fundadas en el respeto recíproco y el amor mutuo, capaces de proteger contra la rigidez, el fundamentalismo y el extremismo, que son siempre peligrosos y nunca justificables.
La reunión en la mezquita mostró el lado personal de esa política, con Francisco y Umar -el Papa de 87 años y el imán de 65- mostrando una clara afinidad mutua. Cuando Francisco se iba en su silla de ruedas, Umar se inclinó y besó a Francisco en la cabeza. Luego Francisco tomó la mano de Umar, la besó y la sostuvo en su mejilla.
El Papa Francisco ha hecho de la mejora de los lazos católico-musulmanes un sello distintivo de su papado y prioriza los viajes a naciones de mayoría musulmana para promover la agenda.
La nueva iniciativa lanzada el jueves, llamada Declaración de Istiqlal, se convierte ahora en otro pilar del impulso interreligioso de Francisco. Fue firmada por Francisco y Umar en una ceremonia formal en la carpa del recinto de la mezquita de Istiqlal. Los demás representantes religiosos presentes en el encuentro no la firmaron conjuntamente, pero los organizadores los mencionaron como “acompañantes”.
Umar, el gran imán, recordó en sus comentarios a la reunión que la mezquita Istiqlal fue diseñada por un arquitecto cristiano y se utiliza para una variedad de programas sociales y educativos que benefician a todos, no solo a los musulmanes.
El Papa Francisco calificó la mezquita como “una gran casa para la humanidad” y dijo que el túnel era un crisol de personas de diferentes credos.