No fueron los misiles nucleares, las filas de soldados con paso de ganso ni los generales con medallas lo que más llamó la atención en el reciente desfile militar de Corea del Norte: fue una niña de 10 años.
Junto al líder del país, Kim Jong-un, la niña -probablemente la segunda hija de Kim, Ju-ae- pasó revista a la guardia de honor en la más reciente de una serie de apariciones de alto nivel que han desatado fervientes especulaciones de que ha sido ungida su heredera.
Durante años, los medios de comunicación estatales norcoreanos nunca mencionaron a los hijos de Kim, aunque la agencia de espionaje de Seúl ha dicho que tiene tres con su esposa. Se cree que tienen alrededor de 13, 10 y 6 años.
La única confirmación anterior de su existencia procedía de la ex estrella de la NBA Dennis Rodman, quien afirmó haber conocido a una hija pequeña de Kim llamada Ju-ae durante una visita a Corea del Norte en 2013.
Pero hace tres meses, en el lanzamiento de su misil balístico intercontinental más potente, Kim apareció con su “querida” hija a cuestas.
Aunque Corea del Norte nunca la ha identificado oficialmente por su nombre, la agencia de espionaje de Seúl y los analistas creen que la niña es Ju-ae, la segunda hija de Kim.
Los medios de comunicación estatales la han calificado de hija “querida” y “respetada” de Kim, y se la ha visto caminando de la mano de su padre, mientras su madre iba detrás de ellos.
Según Cheong Seong-chang, investigador del Instituto Sejong de Corea del Sur, esto indica que Corea del Norte ha empezado a crear un “culto a la personalidad” en torno a Ju-ae.
Esto “indica que ha sido designada sucesora de facto, aunque todavía no tenga el estatus oficial de ‘sucesora’”, afirmó.
En las imágenes de los medios estatales, Ju-ae aparece en el centro, junto a su padre y rodeada de los altos mandos del país.
“Esto sugiere que Kim Ju-ae se convertirá en la comandante suprema del ejército en el futuro”, añadió Cheong.
¿Aceptará Corea del Norte a una mujer líder?
el cambio está en marcha, afirma, y los dirigentes norcoreanos intentan “mantener su legitimidad creando una nueva versión de la feminidad” que refleje los cambios sociales ocurridos en el país en las últimas décadas.
Las generaciones más jóvenes “han crecido comprando y vendiendo en los mercados, utilizando teléfonos móviles y accediendo a contenidos de medios de comunicación extranjeros”, lo que ha obligado a Corea del Norte a recalibrar su versión de la mujer ideal.
La actual cúpula norcoreana, aunque predominantemente masculina, cuenta con algunas mujeres de alto perfil, como la ministra de Asuntos Exteriores, Choe Son-hui, y la hermana menor de Kim, Kim Yo-jong, como portavoz del régimen.
Pero, sobre todo, el papel más importante de todas las mujeres norcoreanas sigue siendo “la devoción a su ‘padre’ Kim Jong-un”, que Ju-ae encarna a la perfección, añadió.
Una mujer dirigente sigue siendo “imposible” en Corea del Norte por ahora, declaró a la AFP An Chan-il, un desertor convertido en investigador que dirige el Instituto Mundial de Estudios sobre Corea del Norte. “Nadie vería con buenos ojos la idea de que Kim Jong-un desapareciera de inmediato y Ju-ae tuviera que sucederlo”, afirmó.
Pero su introducción gradual al público durante la próxima década o dos, junto con la “educación ideológica”, debería ayudar, dijo.
“Los norcoreanos rara vez cuestionan quién se convierte en gobernante”.
Aunque Corea del Norte no es una monarquía, Kim Jong-un es la tercera generación de su familia que gobierna el país, después de su padre y su abuelo, el líder fundador Kim Il-sung.
Para los Kim, uno de los elementos más importantes de la preservación del régimen han sido sus programas nuclear y de misiles balísticos. Las imágenes del desfile muestran nuevos vehículos de lanzamiento diseñados para transportar misiles balísticos intercontinentales de combustible sólido. Tales proyectiles están diseñados para un despliegue más rápido, indica The Wall Street Journal.
El desarrollo de un misil balístico intercontinental de combustible sólido ha sido un objetivo clave para Corea del Norte durante mucho tiempo, ya que es posible que sean más difíciles de detectar y destruir durante un conflicto.