El número de muertos por el devastador terremoto que golpeó Turquía y Siria “se va a duplicar o incluso más” cuando ahora se contabilizan más de 33.000 fallecidos, según el jefe de los servicios humanitarios de la ONU, Martin Griffiths.
El representante de la ONU hizo esas declaraciones en una entrevista concedida a Sky News el sábado cuando se encontraba de visita en la provincia turca de Kahramanmaras, epicentro del sismo de 7,7 que sacudió el sureste de Turquía y el noroeste de Siria.
“Creo que es difícil estimar (los fallecidos) con precisión ya que hay que llegar hasta debajo de las ruinas, pero estoy seguro de que se van a duplicar o incluso más”, declaró Griffiths.
“No hemos empezado realmente todavía a contar el número de muertos”, señaló el experto al apuntar que localidades enteras han quedado reducidas a escombros. “Es el terremoto más desastroso en cien años”, resumió.
En medio del desastre aplaudió el esfuerzo de la comunidad internacional, con decenas de países ofreciendo ayuda a Turquía, y pidió al gobierno de Damasco que dé más pasos para apoyar a las zonas opositoras después de autorizar la llegada de ayuda humanitaria internacional.
En Siria, inmersa en una guerra civil desde hace 12 años, el sismo golpeó zonas gubernamentales pero también otras en manos de la oposición.
En territorio turco, las autoridades han contabilizado hasta el momento 29.605 fallecimientos y más de 80.000 heridos, lo que convierte a los sismos registrados esta semana en los más devastadores desde 1939.
En Siria, el balance de muertos se sitúa este domingo en 3.575 y el de heridos ronda los 5.300, registrados en su mayoría en las áreas opositoras del noroeste del país árabe, donde ayer el grupo de rescatistas Cascos Blancos dio por finalizada la búsqueda de supervivientes.
Según datos de esa organización, 2.167 personas fallecieron y 2.950 resultaron heridas en las zonas rebeldes de las provincias de Idlib y Alepo, a las que se suman otros 1.408 decesos y 2.341 lesionados contabilizados en las áreas en manos del Gobierno de Bachar al Asad.
Naciones Unidas ha advertido de que al menos 870.000 personas necesitan urgentemente comidas calientes en Turquía y Siria. Sólo en Siria, hasta 5,3 millones de personas pueden haberse quedado sin hogar.
Casi 26 millones de personas se han visto afectadas por el terremoto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió el sábado 42,8 millones de dólares para hacer frente a las necesidades sanitarias inmediatas, ya que decenas de hospitales han resultado dañados.
La agencia de catástrofes de Turquía dijo que más de 32.000 personas de organizaciones turcas están trabajando en las labores de búsqueda y rescate, junto con 8.294 rescatistas internacionales.
La Confederación de Empresas y Negocios de Turquía (Turkonfed) calcula que la economía turca podría enfrentar una pérdida de 84.000 millones de dólares, o alrededor del 10 % del PIB del país, tras los devastadores terremotos ocurridos el pasado lunes, recoge Bloomberg.
Según las estimaciones de los expertos, los sismos habrían causado daños por 70.800 millones de dólares en edificios residenciales, además de una pérdida adicional de 10.400 millones de dólares en ingresos nacionales. Asimismo, el desastre le podría costar al país 2.900 millones de dólares por pérdida de fuerza laboral.
Dicta justicia turca órdenes de detención por construir con negligencia miles de edificios
La Fiscalía de Turquía ha establecido una unidad especial para investigar posibles negligencias en los edificios derrumbados por el devastador terremoto del lunes y se han dictado ya más de 110 órdenes de detención, informó el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
Según los medios locales, la policía turca ya detuvo el sábado a al menos 14 personas tras el derrumbe de edificios en las provincias de Gaziantep y Sanliurfa. Entre los detenidos se incluían constructores.
Al menos 6.000 edificios se derrumbaron en Turquía y la cifra de muertos asciende a más de 28.000, lo que genera dudas sobre si la tragedia podría haber sido menor en caso de aplicarse criterios de construcción más estrictos.
Muchos ciudadanos también se preguntan si el gobierno del presidente, Recep Tayyip Erdogan, podría haber hecho más para salvar vidas. Con unas elecciones presidenciales en mayo, la gestión del desastre y las explicaciones sobre lo sucedido pueden determinar la suerte de Erdogan en las urnas.
El Ministerio de Justicia señaló que era crucial reunir pruebas e imponer medidas cautelares a los sospechosos para evitar que puedan huir del país.
El pasado viernes la policía detuvo en un aeropuerto de Estambul -cuando intentaba huir a Montenegro- a un constructor turco de un exclusivo edificio residencial que se derrumbó con más de cien personas en su interior en la provincia de Hatay.
Por otra parte, en otra investigación los fiscales han ordenado detener a 33 personas en Diyarbakir por negligencia al eliminar pilares para ganar espacio en viviendas, lo que afectó a su resistencia estructural.
Estas detenciones son los primeros pasos del Estado para depurar responsabilidades en un momento en el que arrecian las críticas por la baja calidad de las viviendas, algo que no pocos achacan a la corrupción y a los escasos controles.
Aunque Turquía cuenta con una normativa sobre resistencia sísmica en la construcción, rara vez se aplica, incluso en las viviendas más recientes y que deberían haber soportado mejor los temblores.
Además, bajo los gobierno de Erdogan se aplicaron varias amnistías a los edificios que habían incumplido la normativa -incluida la resistencia sísmica- y se legalizó su situación a cambio de una multa económica.