El canciller alemán Olaf Scholz visitó Ucrania por primera vez en más de dos años y prometió seguir apoyando a Kiev en la guerra, apenas semanas después de que el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy lo reprendió por tener una llamada telefónica con el presidente ruso Vladimir Putin.
El conflicto se acerca a una nueva fase crucial, con la nueva administración estadounidense de Donald Trump asumiendo el cargo el próximo mes y potencialmente determinando la trayectoria de la guerra después de la promesa del presidente electo de poner fin a los combates, con pocos detalles.
Ucrania es sensible a la posibilidad de que aparezcan grietas en la unidad de sus aliados occidentales detrás de la ayuda contra Rusia, ya que Putin confía en que ese compromiso dure más. Alemania es el segundo mayor respaldo militar de Ucrania después de Estados Unidos.
El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, enfatizó que el trabajo de la administración Biden es poner a Ucrania en la mejor posición de fuerza para darle a Zelenskyy influencia cuando comiencen las negociaciones. Subrayó que es Zelenskyy “quien decide si está listo para negociar y cuándo, y quién decide qué está dispuesto a negociar, si es que está dispuesto a negociar algo”.
Con la guerra a punto de entrar en su cuarto año, Zelenskyy dijo que no estaba de acuerdo con la llamada de Scholz a Putin. Zelenskyy dijo que podría provocar llamadas telefónicas con otros líderes, posiblemente reduciendo el aislamiento internacional de Putin y legitimando su invasión a gran escala de Ucrania.
Scholz defendió la llamada, diciendo que quería recordarle a Putin que Ucrania es un estado soberano e independiente que debería poder decidir su propio futuro. También destacó que le transmitió a Putin que Ucrania no está sola y que sus socios seguirán brindándole apoyo.
Alemania es un partidario vociferante de Ucrania, pero Scholz se ha negado a ceder en dos de las solicitudes clave de Zelenskyy: suministrar misiles de largo alcance Taurus de fabricación alemana y sueca a Ucrania e invitarla a unirse rápidamente a la OTAN.
Scholz, que se enfrenta a unas elecciones anticipadas en febrero, ha presentado su negativa a enviar misiles Taurus como parte de un enfoque “prudente” al conflicto que asegura a Ucrania un fuerte apoyo sin correr el riesgo de que la guerra se convierta en un conflicto entre la OTAN y Rusia.
“Esto no reduce nuestro apoyo, que es muy amplio y -es importante para mí decirlo- seguirá siendo amplio”, dijo Scholz en Kiev.