El puerto de Acapulco, en Guerrero, se prepara para un segundo diciembre muy duro, con serias dificultades para el turismo a pesar de que ha pasado más de un año de Otis y hace tres meses de John, dos de los huracanes más devastadores de la historia reciente del país, donde los daños aún no se reparan por completo.
La población se encuentra sin saber si tendrán programas de reconstrucción tras John, por lo que trabajadores de las playas de Puerto Marqués, Revolcadero y el Malecón temen que, por segunda vez, peligren las vacaciones decembrinas, que suelen ser las mejores del año.
Sin embargo las autoridades estiman que a finales de 2024, en el puerto se tendrá una oferta de al menos 14 mil habitaciones turísticas, seis mil menos que los que se tenían registrados antes de la llegada de Otis.
Las tres zonas turísticas mencionadas siguen destruidas, y tan solo en el caso de Puerto Marqués 16 restaurantes deben demolerse, aunque algunos de ellos ya se ampararon para que las autoridades no lo hagan.
En Revolcadero, el acceso a la playa está en ruinas, mientras que más de 200 locales comerciales y 18 restaurantes no pueden trabajar porque no hay acceso a la franja de arena y los turistas se retiran del lugar.
Los huracanes Otis y John, que sorprendieron al golpear con una fuerza que no estaba pronosticada, han impactado la economía turística de Acapulco, donde casi nueve de cada diez habitantes reciben algún ingreso del turismo, según el Gobierno municipal.
La presidenta de los restauranteros de playa Revolcadero, Ofelia Niño Pineda, afirmó que es crítica la situación económica, además que los apoyos del censo que levantó el Gobierno ya se acabaron, por lo que ahora solo buscan trabajar.
El secretario de turismo del estado de Guerrero, Simón Quiñones Orozco, comentó a los medios que ya hay un programa de rehabilitación de la zona turística del puerto, que en enero presentará la presidenta Sheinbaum, por lo que ahora dialogan con los trabajadores de playa y restauranteros.