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Por: Marco A. Mares

Cada día que pasa está más claro que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está decidido a iniciar una guerra comercial mundial.

Y lo está haciendo todo, con el poder de su firma.

Está intentando escribir un nuevo capítulo en la historia económica mundial.

Busca revertir la era de la globalización económica, y regresar a la del localismo, bajo la consigna del “Maga” o Make America Great Again.

El principal objetivo trumpista se resume en el anglicismo: reshoring, como se conoce al proceso por el cual las empresas vuelven a traer la producción y fabricación de bienes a su país original.

Todo apunta a que en ese propósito, no le importa o le importa menos, la consolidación del Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC).

La firma de numerosas y contundentes órdenes ejecutivas, que disponen la aplicación de aranceles a diestra y siniestra, está caracterizando a Donald Trump, como a ninguno otro, en la historia de ese país.

Su agresiva política arancelaria pretende rechazar las importaciones provenientes de China.

Trump inició esta guerra comercial contra China en su primer mandato.

Ahora la está extendiendo contra propios y extraños.

Quiere aplicar su palabra favorita: “tariffs”, a todos los países que exportan a EU.

Donald Trump, a contracorriente de los argumentos económicos ortodoxos, está utilizando a los aranceles como un arma caliente.

Le sirve igual, para lograr objetivos distintos al comercio, que para eliminar –según él– las desventajas de su país frente a otras naciones.

Apenas lleva 25 días, desde que tomó posesión el pasado 20 de enero, como Presidente de EU y ha utilizado una buena parte de las 150 primeras plumas Cross, enchapadas de oro, de un paquete de 350 que solicitó antes de iniciar su gestión, para firmar sus órdenes ejecutivas.

Paradójicamente –de acuerdo con versiones periodísticas–, los bolígrafos presidenciales son laqueados y grabados en China y ensamblados en Rodhe Island, con una mezcla de componentes nacionales y extranjeros.

El bolígrafo presidencial, como los pistones que se usan en el mercado automotriz norteamericano (entre México, Estados Unidos y Canadá) son muestra de la integración comercial mundial, para el primer caso y específicamente la integración del mercado norteamericano, para el segundo ejemplo.

En su campaña, como presidente electo y ahora como presidente en funciones, Trump ha sido consistente.

Su intención es aplicar aranceles a todos los países con los que tiene relaciones comerciales.

Socios comerciales o no, buscará que todos le tributen a EU.

Amenaza con aplicar aranceles a todos, sin excepción ni exención.

Ayer firmó un memorándum para imponer “aranceles recíprocos” a otros países.

No solo eso. Dijo que los aliados de Estados Unidos suelen ser “peores que nuestros enemigos” a nivel comercial.

La amenaza original que se convirtió en orden ejecutiva para aplicar 25% de aranceles a todos los productos que exporta México a EU, logró ser pospuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum, por 30 días hasta el 3 de marzo, con la condición de que su gobierno colocará 10 mil elementos de la Guardia Nacional, en la frontera norte y combatirá el contrabando de fentanilo.

A pesar de la tregua, el presidente de EU, ha hecho nuevas amenazas y anunció la entrada en vigor a partir del 12 de marzo de un impuesto al acero y aluminio que México exporta a aquel país.

En las últimas horas ha amenazado con imponer aranceles a la industria automotriz mexicana, aunque no dijo en qué porcentaje ni a partir de cuándo los aplicará.

En México, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard acumula argumentos y datos que fundamentan la integración norteamericana.

El gobierno mexicano, en un video que muestra y relata los viajes de la materia prima y la confección de un pistón entre México, Estados Unidos y Canadá hasta su uso final por la industria automotriz, trata de ilustrar la profunda integración de la producción y comercialización en sector automotriz entre los 3 países.

En la industria automotriz mexicana comienzan a hacer cálculos de los potenciales efectos negativos. Advierten que las importaciones estadounidenses podrían caer 15% por los aranceles de ese país.

La industria automotriz nacional tiene un valor estimado para el año 2025, de 127 mil millones de dólares. Podría resentir daños, incluso desaliento en inversiones.

Los empresarios del acero, estiman que las exportaciones de acero de México valuadas en 2 mil 100 millones de dólares podrían verse afectados por aranceles.

Las empresas farmacéuticas están preocupadas y piden no ser incluidas en la política arancelaria estadounidense.

El gobierno de México, está abocado a la atención de las demandas de EU. El secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente con el secretario de Estado de EU, Marco Rubio.

Y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, prepara maletas para reunirse con sus contrapartes, el secretario de Comercio, Howard Lutnik y el representante comercial Jamieson Greer.

México busca evadir el poder de la firma de Donald Trump.

Ojalá lo logre. Al tiempo.

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