Existe incertidumbre sobre si el Gobierno de Donald Trump, que en su momento calificó de “muy mala” la ley de chips de 2022, mantendrá ese programa de subvenciones.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado lunes una inversión de 100.000 millones de dólares del mayor fabricante de chips avanzados del mundo, la taiwanesa TSMC, en línea con el plan activado hace años por Washington para aumentar la producción doméstica de semiconductores.
El plan anunciado por Trump en la Casa Blanca contempla que el gigante tecnológico invierta el mencionado monto, que se suma a otros 65.000 millones de dólares que ya se comprometió a desembolsar en 2024, a lo largo de los próximos años en Phoenix (Arizona), donde ya posee una planta que empezó operar recientemente y tiene previsto abrir dos adicionales en 2028 y 2030.
Según lo explicado en la Casa Blanca por el presidente estadounidense y C. C. Wei, consejero delegado de TSMC, la inversión irá a parar a estas tres fábricas y a otras dos, incluyendo una destinada al encapsulado de circuitos integrados, situadas también en Arizona.
Con esta megainversión, Trump apuntó a que se crearían entre 20.000 y 25.000 nuevos empleos y que Estados Unidos estará cerca de producir el 40% de los chips avanzados del mundo.
Esto amplía el plan de desembolso en suelo estadounidense de TSMC, que de momento se había comprometido con la anterior administración a invertir los 65.000 millones de dólares en Estados Unidos ya mencionados.
Bajo la Administración de Joe Biden (2021-2025), a TSMC se le adjudicó un paquete de subvenciones valorado en unos 6.600 millones de dólares en virtud de la ley de chips aprobada en 2022.
El suministro de chips es considerado en Estados Unidos un asunto de seguridad nacional -tal y como ha recordado este lunes Trump- y esta norma busca atraer la producción de semiconductores, especialmente de los circuitos integrados más sofisticados, al ámbito doméstico para depender así menos de las cadenas de suministro extranjeras.
Se estima que TSMC, que concentra aún su producción principalmente en Taiwán, copa en torno al 90% de la cuota de mercado mundial de circuitos integrados avanzados, esenciales para empresas estadounidenses como Nvidia o Apple y tecnologías como la inteligencia artificial (IA) o el internet de las cosas (IoT).
Existe incertidumbre sobre si el Gobierno de Donald Trump, que en su momento calificó de “muy mala” la ley de chips de 2022, mantendrá ese programa de subvenciones.
Por su parte, el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, ha añadido aún más dudas al respecto al señalar en la Casa Blanca que TSMC se ha comprometido a realizar esta inversión adicional sin la necesidad de recibir más subsidios y que lo ha hecho para “evitar pagar aranceles”.
Trump ha barajado la idea de eliminar la ley de chips e imponer aranceles de un 25% a los grandes fabricantes de semiconductores como medida de presión para que localicen mayores volúmenes de producción en suelo estadounidense.