La empresa japonesa Biomass Resin recientemente abrió una fábrica en Namie, ciudad que se ubica a solo 4 km de la planta nuclear de Fukushima Dai-ichi, para convertir el arroz cultivado localmente en gránulos de plástico de bajo contenido de carbono.
Con este plástico creará diversos útiles que se emplearán en cadenas de restaurantes, oficinas de correos y en tiendas de suvenires de Japón.
Los agricultores locales ven esta fábrica como una esperanza para recuperar la economía de la región, afectada notablemente después del accidente nuclear del 2011, informa Reuters.
A pesar de los enormes esfuerzos de descontaminación, alrededor del 80% de la tierra de la ciudad permanece fuera de los límites de radiactividad tolerables. De los 21.000 habitantes en el 2011, hoy día viven allí unas 2.000 personas.
Desde el 2017 solamente ocho empresas se han establecido en la región, generando unos 200 puestos de trabajo. “Básicamente, queremos negocios que creen tantos empleos como sea posible, básicamente, manufactura”, indicó Satoshi Konno, funcionario de la urbe. Las cosas “aún son difíciles”, admitió.
El empleo de resina de arroz reduce los productos derivados del petróleo involucrados en la producción de plástico. También, aunque el plástico no es biodegradable, el hecho de cultivar más arroz en Namie tiene un efecto ambiental positivo, pues reduce el dióxido de carbono atmosférico en general.
Por otro lado, los análisis han mostrado que el arroz producido en la región presenta muy poco cesio radiactivo y su contenido nunca ha superado los límites estrictos. En este sentido, el plástico que se produce no presenta riesgo de contaminación radiactiva.