Nuevos enfrentamientos estallaron este martes en Francia en las protestas contra la reforma de las pensiones del presidente liberal Emmanuel Macron, cuyo gobierno rechazó el pedido de una “mediación” para buscar una salida al cada vez más violento conflicto social.
Cientos de miles de personas salieron de nuevo a las calles para reclamar la retirada de esta ley en protestas que registraron choques entre manifestantes radicales y fuerzas de seguridad en ciudades como Rennes, Nantes y París.
En la capital, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra cientos de personas, vestidas de negro y con la cara cubierta, que saqueron un comercio y prendieron fuego a basura, constataron reporteros.
La tensión se recrudece desde que el mandatario liberal decidiera el 16 de marzo adoptar por decreto el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años y el alza a 43 años de cotización para cobrar una pensión completa para 2027.
El jueves, ya hubo 457 detenidos y 441 policías y gendarmes heridos, según las autoridades, en un contexto de críticas a la actuación policial por parte de oenegés de derechos humanos e incluso del Consejo de Europa.
Las imágenes de batalla campal volvieron a la primera plana el sábado durante las protestas contra un embalse agrícola destinado a la agroindustria en Sainte-Soline (centro-oeste), que dejaron dos manifestantes en coma.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, movilizó este martes 13.000 agentes en un “dispositivo de seguridad inédito” y alertó de la presencia en París de “más de 10.000 radicales, algunos desde el extranjero”.
A la espera de datos oficiales, el sindicato CGT ya anunció unos 450.000 manifestantes en París. La policía espera entre 650.000 y 900.000 en toda Francia, menos que la precedente jornada de protestas del 23 de marzo.
Las autoridades se esfuerzan en los últimos días en criminalizar las protestas y socavar el apoyo a estas en la opinión pública, que considera responsable a Macron por no querer escuchar el rechazo a su plan.
El vocero gubernamental, Olivier Véran, rechazó este martes la última propuesta sindical de buscar una “mediación” para hallar una vía de salida y afirmó que pueden “hablarse directamente”.
A la espera del dictamen en abril del Consejo Constitucional sobre su validez, Macron busca pasar página rápidamente con otras prioridades como la salud, la educación y garantizarse una mayoría estable en el Parlamento.
Mientras tanto, los sindicatos no tiran la toalla. “El movimiento no se agota”, advirtió desde Clermont-Ferrand (centro), el líder de la CGT, Philippe Martinez, quien destacó la participación de “muchos jóvenes” en las marchas.