El presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, y el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, han comenzado su segunda cumbre de los últimos días, y la primera en Seúl entre dos máximos representantes de ambos gobiernos en una década, con la cooperación en temas globales y preocupaciones de seguridad planteadas por Corea del Norte como cuestiones fundamentales a discutir.
El presidente de Corea del Sur abrió la reunión de este domingo expresando al primer ministro japonés su deseo de que este nuevo encuentro redunde en beneficios para ambos países.
“Tenemos que alejarnos de la percepción de que no podemos dar un solo paso hacia la cooperación futura a menos que nuestra historia pasada esté completamente resuelta”, respondió Kisida por su parte, al comienzo de su reunión.
Los dos buscan reforzar la cooperación comercial y militar con EEUU, incluso sin dejar de ser conscientes de la importancia de mantener los lazos estables con su mayor socio comercial, China, apuntan los analistas de Bloomberg.
Es un equilibrio delicado ya que Washington y Pekín están enzarzados en una amplia variedad de temas, desde el suministro de chips y tecnología de punta, hasta el derribo de un supuesto globo espía chino sobre los cielos estadounidenses y la asociación de China con el presidente ruso Vladimir Putin.
A la vanguardia también está una Corea del Norte cada vez más beligerante, que disparó un misil balístico intercontinental diseñado para atacar a EEUU pocas horas antes de que Kishida y Yoon celebraran su primera cumbre en Tokio en marzo.
Los lazos entre los vecinos comenzaron a calentarse a principios de este año después de que Yoon propusiera una resolución para larga disputa sobre la compensación por el uso de trabajo forzado coreano por parte de Japón durante su ocupación de la península entre 1910 y 1945.
Su propuesta, que implica que empresas surcoreanas contribuyan a un fondo de compensación para trabajadores coreanos reclutados, no ha sido bien recibida por la mayoría del público local.
Los pagos estaban destinados a evitar obligar a las empresas japonesas a proporcionar una compensación, de acuerdo con el argumento de Tokio, todas esas reclamaciones se resolvieron en virtud de un acuerdo de 1965. La administración de Biden dio la bienvenida a la medida y la calificó como un acuerdo “innovador”.
A raíz de la medida, Corea del Sur reincorporó a Japón a su lista de socios comerciales preferentes en abril. Días después, el Ministerio de Comercio de Japón comenzó a sondear opiniones públicas sobre la restauración de Corea del Sur en la lista de socios comerciales preferidos de Tokio, en un primer paso que agilizaría los procesos de exportación a Corea del Sur.
Antes de su cumbre con Yoon, Kishida y su esposa, Yuko Kishida, visitaron el cementerio nacional en Seúl, donde quemaron incienso y rindieron homenaje en silencio ante un monumento. La mayoría de los fallecidos recordados o sepultados en el cementerio murieron en la Guerra de Corea, aunque también hay combatientes coreanos de independencia de la era del régimen japonés. Kishida era el primer líder japonés que visitaba el lugar en 12 años.
Kishida pasó revista más tarde a una guardia de honor surcoreana con Yoon en una ceremonia oficial de bienvenido en la oficina presidencial de Corea del Sur.