Decenas de miles de personas se manifestaron en las calles de Israel por 18.ª semana consecutiva contra la polémica reforma judicial, en medio de negociaciones entre el Gobierno y la oposición para revisar el proyecto.
La principal protesta se realizó en el centro de la ciudad de Tel Aviv, que congregó entre 100.000 y 180.000 personas. Aunque a finales de marzo las autoridades decidieron aplazar la aprobación de la reforma hasta finales de julio, los manifestantes siguen presionando para que se derogue por completo.
“Debemos entender que la amenaza no se ha eliminado y se cierne sobre nosotros […] porque si parpadeamos por un momento aprovecharán la oportunidad”, afirmó la exministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, citada por The Times of Israel, instando a la ciudadanía a seguir asistiendo a las marchas.
Además, 7.000 personas se reunieron cerca de la residencia presidencial en Jerusalén, en donde se llevaron a cabo las conversaciones.
“Este gobierno no puede conversar en la residencia presidencial y al mismo tiempo calumniar a la Corte Suprema y enviar matones a las calles”, aseveró el líder opositor Yair Lapid. “Este gobierno necesita […] entender que no habrá una situación en la que la coalición [gobernante] elija a los jueces por sí misma. Esto no sucederá, no bajo nuestra vigilancia”, agregó.
Por su parte, los organizadores de las protestas pidieron a la oposición que se retire de las negociaciones si no se llega a un acuerdo en los próximos días.
El proyecto de ley, impulsado por la coalición de Benjamín Netanyahu, otorgaría al Gobierno una influencia decisiva en la selección de jueces, limitando el alcance de la Corte Suprema para derogar leyes o fallar en contra del Ejecutivo.
Los críticos consideran que debilitaría, en gran medida, la independencia judicial, dado que Israel no tiene Constitución, sino únicamente una comisión del Parlamento controlada actualmente por la coalición gobernante.